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Deseo sexual
Hemos olvidado que en el desarrollo de la sexualidad plena los juegos, las caricias y la complicidad tienen una enorme importancia, pero aún más es la comunicación de pareja...
Lunes 24 de agosto de 2015
Una vida sexual sana es trascendental en la felicidad y calidad de vida de las personas. Sin embargo, las disfunciones sexuales son de alta prevalencia hoy día, constituyendo las alteraciones de la eyaculación, de la erección y del deseo sexual femenino, problemas de consulta frecuente, asociados a detrimento psicológico que repercute también en la pareja.
Por otra parte, la cultura es una de las variables que más influye en la forma como las personas viven su sexualidad. Así, en occidente hoy, ya no observamos tantas diferencias de género respecto a los comportamientos sexuales y pareciera que el placer es más importante que la afectividad.
De ahí que la venta de drogas que refieren mejorar esta potencia o deseo sexual se han incrementando exponencialmente. Desde que en 1998 se descubrió que el citrato de sildenafil - más conocido como Viagra – mejoraba la capacidad eréctil, se estima que en Latinoamérica cada dos minutos se consume una de estas pastillas. Esto, sin considerar otras marcas registradas u otros fármacos con propósitos similares.
Hace sólo unos días, la Agencia del Medicamento de Estados Unidos (FDA) ha aprobado la primera píldora destinada a tratar el descenso de la libido en la mujer, la que saldrá a la venta como Addyi. Esta viagra rosa, como se le ha denominado, se centra en aumentar el deseo sexual y debe ser ingerida en forma regular durante un período de tiempo para lograr esta respuesta. A diferencia del Viagra masculino, este nuevo fármaco está acompañado de fuertes advertencias médicas, ya que si se ingiere con alcohol puede tener importantes efectos adversos. De ahí que su venta será con receta médica y contra firma de un consentimiento de la mujer que conoce y comprende los riesgos que conlleva este medicamento.
Pero, a pesar de que el Viagra masculino también debe venderse bajo receta médica, hay varias publicaciones científicas en el último tiempo sobre su uso indiscriminado en población joven. Se ha reportado hasta 30% de uso en adolescentes y adultos jóvenes encuestados, donde en cerca de 70% su ingesta era completamente innecesaria.
Según algunos especialistas, pareciera que la feminidad y la masculinidad en este siglo XXI, no podrán estudiarse sin considerar estos fármacos u otros medicamentos análogos, como parte de la seguridad en las personas y de la construcción de sus relaciones de pareja.
Hemos olvidado que en el desarrollo de la sexualidad plena los juegos, las caricias y la complicidad tienen una enorme importancia, pero aún más es la comunicación de pareja y aceptar nuestra corporalidad y los eventos fisiológicos acordes a nuestro curso de vida.