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Violencia de género laboral
En estas relaciones sociales de género se expresa una distribución desigual de poder entre hombres y mujeres, generando situaciones de tensión y violencia.
Jueves 3 de noviembre de 2016
Las nuevas formas de organización del trabajo han dado lugar a un deterioro en las relaciones laborales, prevaleciendo la competencia individual por sobre la cooperación, lo cual genera relaciones hostiles tanto horizontal como verticalmente, consecuencias físicas y mentales para las personas que integran este ambiente laboral. La intensificación del trabajo, el rendimiento, el cumplimiento de metas, elevan las tensiones en las relaciones de trabajo. Así, la falta de respeto, el atropello, la descalificación y la humillación, hasta el acoso sexual, no son poco frecuentes, aceptándose como normales en las relaciones laborales.
¿A quiénes afectan más estas relaciones laborales hostiles? ¿En aspectos de género, que muestran las evidencias? En la Encuesta Europea sobre Condiciones de Trabajo de 2011, 6% de personas trabajadoras se encontraban en situación de violencia laboral durante el último año de trabajo, observándose diferencias por sectores de trabajo, pero no por sexo. No obstante, en un estudio finlandés, se demostró que los hombres más afectados por hostigamiento eran jóvenes trabajando en grupos de trabajo dominados por mujeres, sin embargo, el impacto del acoso sexual era mayor en las mujeres que en los hombres. Interesante fue que tanto hombres como mujeres, reaccionaron de igual forma a este acoso, ya sea ignorando esta conducta o evitando a la persona acosadora.
En otros estudios europeos, tampoco se ha encontrado diferencias de género significativas en cuanto a experiencias de violencia laboral en los trabajadores y trabajadoras, a pesar de una mayor prevalencia en las mujeres. Por el contrario, en estudios realizados en Latinoamérica, las mujeres son más frecuentemente víctimas de asedio que los hombres, tal vez porque nos encontramos frente a sociedades patriarcales, donde el poder jerárquico del hombre va acompañado de un poder sexual.
Las investigaciones muestran que la mayor prevalencia de uno u otro sexo en la victimización laboral, pareciera que se relaciona con el grado de desigualdad de género en la sociedad. Así, Kaisa Kauppinen, socióloga finlandesa con una vasta experiencia en el tema, define violencia de género laboral a toda manifestación de agresión verbal, gestual, física, psicológica y sexual, en el marco de las relaciones laborales, originada en las desigualdades entre los sexos, que afecte la dignidad e integridad de las personas, su salud y sus posibilidades de acceso, permanencia y ascenso laboral.
En estas relaciones sociales de género se expresa una distribución desigual de poder entre hombres y mujeres, generando situaciones de tensión y violencia. Así, la percepción social de las mujeres en el mercado de trabajo como un apoyo laboral secundario, tiende a concentrarlas en sectores con mayor grado a experimentar humillación, hostigamiento y acoso sexual en el desempeño del trabajo. Expertos en psicodinamia laboral consideran que el hostigamiento laboral es considerado un medio por el cual las personas de poder pueden controlar, manipular y humillar a personas subordinadas, de ahí, que en el caso de la mujer, el temor a perder el empleo, amplía sus niveles de tolerancia al maltrato, vejaciones y abusos. Estas agresiones producen malestares físicos y psicológicos en las mujeres afectadas, así como desmedro de su situación económica y familiar.
En aspectos de tipo de trabajo, el sector servicios, principalmente salud y educación, son los más afectados por las situaciones de violencia y acoso laboral, seguido de administración pública y defensa.
En el lugar de trabajo, la violencia –sea física o psicológica– ha adquirido una enorme importancia en los últimos años, ya que es una amenaza grave, contra la eficiencia y el éxito de las organizaciones, así como un retroceso en las relaciones humanas. En Chile, poco conocemos sobre este tema, lo que no se aleja a lo que se ha encontrado en países vecinos. Así, desconocemos las medidas de protección y prevención que debemos aplicar en esos casos.