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Los jubilados no pueden esperar
La urgencia es preocuparse -desde una política de Estado- de los ya pensionados y los que están por pensionarse. Es una decisión política de país. A un grupo significativo de estos miles de nuevos pensionados los estamos condenando a estar en la pobreza durante sus últimos años de vida.
Viernes 21 de abril de 2017
A luz de las discusiones respecto al 5% adicional de cotización a los trabajadores y trabajadoras para incrementar sus fondos de pensiones y las protestas de grupos organizados en contra del Sistema de Pensiones y Administradoras de dichos fondos, hay que ser enfático en que ¡Los Jubilados no pueden esperar! Exclamación que se relaciona con la venida -hace 30 años- a nuestro país de SS Juan Pablo II, quien en una reunión extraordinaria de la CEPAL en Santiago de Chile pronunció una frase tremendamente potente ¡Los pobres no pueden esperar!
Lo que se escucha -a diversos actores en esta discusión- es cómo mejorar pensiones a futuro, las bondades de ahorro APV, tanto individual como colectivo, el cotizar lo más joven posible, pero nos vamos olvidando de los jubilados actuales y los que están ad portas de jubilar.
Si nos remitimos al informe del ente regulador, de la Superintendencia de Pensiones, el monto promedio al 2016 de las pensiones autofinanciadas es de aproximadamente $192.000 por vejez- edad y de $314.000 vejez-anticipada, esto como es un promedio no da cuenta obviamente dónde se entregaron pensiones en 2016 de $150.000 -aproximadamente- donde para las mujeres de ese grupo su promedio fue de $83.000, con lo cual son las más afectadas. Hay muchas cifras más, pero lo sustancial es que estamos frente a pensiones bajas en su retorno, frente a sus ingresos como trabajadores y trabajadoras activas.
La urgencia es preocuparse -desde una política de Estado- de los ya pensionados y los que están por pensionarse. Es una decisión política de país. A un grupo significativo de estos miles de nuevos pensionados los estamos condenando a estar en la pobreza durante sus últimos años de vida. Las razones son multifactoriales y existen propuestas de modelos a seguir, por ejemplo, es sabido que se entregó un informe al respecto de una Comisión Presidencial donde se levantan múltiples realidades y se proponen soluciones, por lo que se debiera exigir premura.
Una solución inmediata es profundizar en beneficios no pecuniarios básicos, porque aún estamos en deuda como sociedad con los adultos mayores en ámbitos de transporte, cuidados médicos, alimentación, vestuario y vivienda. Se requiere de fortaleza y decisión política-administrativa para tomar decisiones audaces, sostenibles y financiables.