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Turismo con la mejor impresión, pero sin huella
Es difícil en la actualidad que los turistas vayan a ciegas a un destino. Tienen todas las posibilidades de informarse y de saber las características del lugar que visitarán y de la red de servicios y normas que rigen a un territorio determinado.
Martes 12 de febrero de 2019
Hoy día todo lugar que tiene un atractivo y que además queda cerca de un centro poblado se está transformando en un destino turístico. La capacidad de desplazamiento además ha aumentado a través de los automóviles y el transporte urbano y aéreo. El problema es que este flujo es muy intenso en un período acotado de tiempo”
Lo clave que resulta la planificación local y la participación de toda la comunidad para poder enfrentar esta población flotante durante las vacaciones.
La concentración de visitantes no solo se está produciendo en las tradicionales playas de la zona central, sino también en balnearios lacustres, parques nacionales y en el entorno rural. La dispersión de los viajes es mayor. El tema entonces es cómo enfrentar estas situaciones.
La primera responsabilidad es de las administraciones municipales que rigen uno o más destinos turísticos y luego está la comunidad local, que recibe la mayor presión y también los servicios públicos y privados que el visitante va a demandar.
En ese sentido, está la oferta de los servicios básicos como la provisión de agua y energía, pero no solo son bienes públicos, sino que también existen prestadores privados de otros servicios y “también hay que considerar el lugar o paisaje como componente relevante de la actividad turística. La idea es hacerse cargo del intenso flujo de visitas que se presenta en un espacio cada vez más reducido, lo que además va copando la infraestructura disponible.
Diversificar actividades
Los destinos turísticos tienen que aprender a gestionarse y ser más creativos en la diversificación de actividades en el espacio físico o entorno natural con el que cuentan para recibir a los turistas.
Hay que crear más actividades, para que los turistas tengan la posibilidad de recrearse, aprender y compartir el territorio local con una distribución homogénea.
Además, esto implica una mayor capacidad para preparar e informar al turista sobre la oferta disponible. Una demanda inmediata es aprovechar la tecnología y la transformación digital para facilitar esta tarea.
Otro elemento a considerar es el manejo de los desechos. Al respecto, el destino turístico tiene que ser capaz de gestionar la mayor basura que se produce con el incremento de visitantes en un territorio y considerar el incremento explosivo que se presenta en el transporte o traslado de estos residuos.
Asociatividad y normas
Es clave la asociatividad y el trabajo conjunto de varios municipios para responder a esta mayor demanda en el retiro de desechos domiciliarios. De hecho, esto tiene un rol clave en la imagen o impresión que un turista se hace de un destino determinado. El recorrido por los lugares es clave para la construcción de percepciones y la decisión del turista o viajero de hacerse fiel o no a un territorio o lugar.
Otro actor relevante en el manejo de un destino turístico, es la comunidad local que debe estar empoderada como prestadora de servicios y de información al turista y el objetivo es generar en ellos una actitud positiva y favorable haca las visitas.
La relevancia de promover conductas de respeto y sustentables entre los turistas, además de tener normas y ordenanzas municipales claras y que pudieran ser compartidas por varias comunas para garantizar el cuidado del entorno y el respeto por la comunidad local.
La sustentabilidad es para todo tipo de destinos, ya sean masivos o de nicho. En el caso de las playas, el producto turístico está muy estandarizado y puede estar al borde del colapso cuando no se toman medidas oportunas.
Además, otro problema que hay que evitar, es la elevada informalidad de ciertos servicios. En destinos masivos es difícil establecer mecanismos de regulación por ejemplo, en temas como el alojamiento. El Estado tampoco puede contribuir a mejorar esa oferta informal, pese a que el mayor gasto del visitante es el pago por dormir o por la noche, donde destina entre el 25 y 40 por ciento del gasto total.
En el alojamiento en viviendas particulares u otros recintos informales es poca la regulación que se puede hacer sobre la calidad de los servicios y en materia de fiscalización de higiene y seguridad.