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¿Probono o por bono?
En Chile existe un método de viabilizar esta oferta del Colegio Médico de forma efectiva, y es darles a todos los beneficiarios de Fonasa nivel A, los más vulnerables, acceso a la libre elección.
Lunes 5 de octubre de 2015
En días recientes, el Presidente del Colegio Médico sugirió que sus colegas podrían contribuir a aliviar la grave crisis por la que pasa la salud pública del país atendiendo gratuitamente en sus consultas a beneficiarios de Fonasa que no pueden ver satisfechas sus necesidades en la red estatal. La idea es loable y merece reconocimiento. Toma como ejemplo lo que hacen muchos abogados cuando representan "probono", es decir por el bien público y sin mediar un cobro, a víctimas de delitos que no cuentan con los medios para financiar sus casos.
Los médicos atienden muchos pacientes "ad honorem", por el honor, en el ámbito de la práctica privada por diversas razones. La más común deriva del Juramento Hipocrático, y se traduce en que es usual que los profesionales no cobren por la atención de colegas, sus padres, cónyuge e hijos. Otro ejemplo: los múltiples operativos en la que participan miles de profesionales cada año.
¿Constituye la propuesta planteada una solución significativa a los problemas de acceso a la atención de salud de los más vulnerables? Es poco probable. La demanda supera en muchas veces la oferta que este mecanismo puede ofrecer, y no hay una institucionalidad que la respalde. Su administración sería muy compleja y cara.
En Chile existe un método de viabilizar esta oferta del Colegio Médico de forma efectiva, y es darles a todos los beneficiarios de Fonasa nivel A, los más vulnerables, acceso a la libre elección. Esto es, a la posibilidad de adquirir un bono de atención con un copago bajo. Al menos para prestaciones como consulta médica y algunos exámenes de laboratorio funcionaría bien. Esta libre elección para cerca de 3 millones de compatriotas hoy está prohibida. Es decir, si una madre Fonasa A llega a su casa y encuentra a su hija pequeña con fiebre elevada, debe pedir hora en el consultorio, o concurrir a un servicio de Urgencia esperando largas horas por una atención. Si va a una consulta privada, debe pagar la totalidad de la atención; o en algunos casos, pedir que otra persona, que sí tiene derecho a la libre elección como son los beneficiarios de Fonasa B, C y D, le "preste" un bono. El costo estimado para el fisco de una medida de esta naturaleza, dar libre elección a Fonasa A, es de aproximadamente $3.500 millones; un monto muy bajo respecto a otros ítems del Estado, generando una ayuda a miles de familias y un alivio a la agobiada red pública. Esta medida, en justicia, fue propuesta por dos parlamentarios médicos, pero no se ha logrado implementar. Considerando el actual déficit de profesionales, es una idea que podría ser reconsiderada en el marco de la Ley de Presupuesto para el próximo año. Lo único que se requeriría es una glosa, es decir, una frase, en la partida de Fonasa.
Temas mucho más complejos, como el inicio de la gratuidad superior, se resolverán por este mecanismo. ¿Por qué no un derecho tan elemental como el acceso oportuno a una atención médica?
Una y otra vez, los estudios de opinión señalan que la ciudadanía considera Salud como una de las prioridades en que se debería enfocar el gasto público, y ésta es una forma sencilla, económica y factible de mejorar los resultados y la satisfacción usuaria. ¿Valdrá la pena seguir esperando?