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Estar atentos a las señales del Trastorno del Espectro Autista
Una detección lo más temprana posible, antes de los dos años, abre la posibilidad de aprovechar las ventanas de activación del aprendizaje a través de la plasticidad neuronal, y poder actuar a tiempo para ir compensando las dificultades comunicativas.
Martes 10 de abril de 2018
Desde que nacemos comenzamos a interactuar con nuestro entorno. Son nuestros padres o familiares más cercanos, los que en los primeros días de vida comienzan a atribuir intenciones comunicativas a conductas reflejas de la guagua. Ya a partir de los tres meses, el niño responde a la sonrisa social, mira a los ojos y realiza expresiones faciales para comunicarse con su madre. Alrededor de los 9 meses empieza a demostrar intenciones comunicativas claras, tales como responder con balbuceos a la madre cuando ésta le habla y alzando sus manos para pedir atención, busca objetos que están ausentes, imita acciones simples y es capaz de llamar a su madre con gritos o balbuceos.
A los 12 meses, el niño ya emite palabras sueltas, logra saludar con gestos y expresiones faciales, comprende órdenes sencillas que se le dan, apunta con el dedo para pedir e indicar lo que quiere. Junto con este desarrollo comunicativo, va de la mano el desarrollo del juego en el que ya a los 18 meses el niño juega con autitos, es capaz de hacer acciones simples con sus muñecas, tales como darle agua con una tacita e imagina acciones irreales con objetos.
Todos estos hitos son observados por los padres antes de los 18 meses, pero existe un grupo de niños que esto no ocurre, aquellos que presentan un Trastorno del Espectro Autista, que son trastornos del neurodesarrollo permanentes, caracterizados por una diada de trastornos de la comunicación verbal y no verbal, la interacción social e interés restringidos y estereotipados, que son visibles a la observación clínica durante el primer año de vida.
En una primera instancia los padres creen que el menor no escucha bien, ya que no responde a su nombre y parece no entender órdenes simples. Son niños que los padres consideran independientes, ya que no solicitan objetos. A la edad de 18 meses no indican con el dedo para pedir algo, y llama la atención que no juegan con sus juguetes o no hacen un juego funcional con éstos. Algunos suelen ser muy perfeccionistas y les gusta alinear los objetos en filas o clasificarlos según tamaño, pero no logran mostrar objetos o compartir alguno con el otro para iniciar alguna acción conjunta.
Es de vital importancia la detección y el diagnóstico oportuno de los niños con TEA. El fonoaudiólogo especializado en Trastornos del Espectro Autista tiene un rol crucial en la evaluación del desarrollo de conductas comunicativas tempranas que permitan hacer una detección oportuna y una derivación rápida al psiquiatra infantil para establecer en conjunto un diagnóstico. Una detección lo más temprana posible, antes de los dos años, abre la posibilidad de aprovechar las ventanas de activación del aprendizaje a través de la plasticidad neuronal, y poder actuar a tiempo para ir compensando las dificultades comunicativas.
Al ser una condición permanente, y no una enfermedad, el niño necesita del apoyo temprano en que el fonoaudiólogo entrega herramientas comunicativas para ir adaptándose a su entorno familiar y social. El 2 de abril se celebró el Día de la Concienciación del Autismo. Invitamos a estar informados, detectar a tiempo y ver si algún cercano presenta dificultad en el desarrollo comunicativo. Es mejor hacer una consulta a tiempo, que esperar a que el niño cumpla más edad y que no reciba la estimulación temprana adecuada, que hará diferencias en su futuro desarrollo.