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Uno de cada 18 niños presenta un trastorno del espectro autista
Una detección lo más temprana posible, abre la posibilidad de aprovechar las ventanas de activación del aprendizaje a través de la plasticidad neuronal.
Lunes 3 de abril de 2017
Desde su nacimiento, el niño comienza a interactuar socialmente con sus padres o cuidadores. Ya a los tres meses, debe presentar conductas comunicativas en respuesta a la interacción con el otro como la sonrisa social correspondida, contacto visual coordinado, alternancia de expresiones faciales. Alrededor de los 6 a 9 meses, ya es capaz de responder a la incitación de conversaciones mediante balbuceos iniciando las proloconversaciones.
Con el desarrollo comunicativo antes del año y medio, explora su mundo a través de los objetos que utiliza funcionalmente e imagina acciones irreales con ellos, como tomar un palito e imaginar que es un avión. Estos hitos comunicativos, junto al desarrollo del juego, están alterados en los menores con trastornos del espectro autista.
Es un trastorno del neurodesarrollo, de carácter permanente, de causa multifactorial, que produce una disfunción a nivel cerebral y una capacidad de procesar la información de manera diferente, se caracteriza por trastornos en la interacción social, la comunicación verbal y no verbal y la presencia de intereses restringidos y estereotipados. Suelen ser niños que no logran emitir sus primeras palabras al año, y que si lo hacen las producen más bien como un juego vocal, más que con la intención de comunicar.
En una primera instancia los padres creen que el menor no escucha bien, ya que no responde a su nombre y parece no entender órdenes simples. Son niños que los padres consideran independientes, ya que no solicitan objetos. A la edad de 18 meses no indican con el dedo para pedir, y llama la atención que no juegan con sus juguetes o no hacen un juego funcional con estos. Algunos suelen ser muy perfeccionistas y les gusta alinear los objetos en filas o clasificarlos según tamaño, pero no logran mostrar objetos o compartir alguno con el otro para iniciar alguna acción conjunta.
Es de vital importancia la detección y el diagnóstico oportuno de los niños con TEA. El fonoaudiólogo, especializado en Trastornos del Espectro Autista, juega un rol crucial en la evaluación del desarrollo de conductas comunicativas tempranas que permitan hacer una detección oportuna y una derivación rápida al psiquiatra infantil para establecer en conjunto un diagnóstico. Una detección lo más temprana posible, antes de los dos años, abre la posibilidad de aprovechar las ventanas de activación del aprendizaje a través de la plasticidad neuronal, y poder actuar a tiempo para ir compensando las dificultades comunicativas.
Al ser una condición permanente, y no una enfermedad, el niño necesita del apoyo temprano en que el fonoaudiólogo entrega herramientas comunicativas para ir adaptándose a su entorno familiar y social.
A propósito de que el 2 de abril se celebró el Día de la Concienciación del Autismo, invitamos a estar informados, detectar a tiempo y ver si algún cercano presenta dificultad en el desarrollo comunicativo. Es mejor hacer una consulta a tiempo, que esperar a que el niño cumpla más edad y que no reciba la estimulación temprana adecuada, que hará diferencias en su futuro desarrollo. Actualmente 1 de cada 18 niños presenta un trastorno del espectro autista, por lo que es importante estar informados. “El autismo no le toca, hasta que le toca”.