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Listas de espera: un cambio de modelo
Es cierto que es casi imposible terminar con las listas de espera. Ningún país en el mundo ha podido hacerlo. Pero muy distinto es cuando existe un derecho establecido por ley que garantiza una atención oportuna y no se cumple, y cuando esa espera que debiera ser de un máximo de 30 a 60 días, supera el año.
Jueves 3 de agosto de 2017
Más de dos millones de personas esperan por una atención médica en el país, según cifras del Ministerio de Salud. Incluso en muchos casos, por más de un año. Se trata principalmente de pacientes que requieren de consulta con un especialista o una hora para una cirugía. Lo más grave, es que dentro ellas, hay quienes son pacientes Auge cuya garantía de atención, a la que tiene derecho por ley, está siendo incumplida.
Es cierto que es casi imposible terminar con las listas de espera. Ningún país en el mundo ha podido hacerlo. Pero muy distinto es cuando existe un derecho establecido por ley que garantiza una atención oportuna y no se cumple, y cuando esa espera que debiera ser de un máximo de 30 a 60 días, supera el año. Las consecuencias son inconmensurables: pérdida en la calidad de vida, incremento en el riesgo de eventos adversos o muertes potencialmente evitables.
Se necesita con urgencia un cambio de modelo. El ex Presidente Piñera hizo una propuesta hace unos días en esa dirección, que debería analizarse. El programa: “Si no respondo, tú eliges” entrega a las personas la opción de que si no es posible que la atiendan en el hospital de referencia, pueda ir a otro establecimiento público de esa red, o bien sea derivado a un centro privado en convenio y que esté acreditado una vez que su tiempo máximo de espera se agotó.
Entonces se plantea la aplicación de tiempos de atención garantizada; priorización de las listas en función de criterios explícitos como tipo de enfermedad, gravedad e impacto en la vida laboral; la incorporación de estrategias para mejorar la indicación de una intervención.
A su vez se introduce un cambio en el modelo de gestión, con el fin de optimizar la eficiencia de los centros hospitalarios, una mayor coordinación con la atención primaria de salud (APS) y la complementariedad público-privada, pero integrada.
Creo que este programa cambia el eje de la provisión y el modelo de organización. Se devuelve al ciudadano, el derecho a elegir y a acceder a la atención que necesita. Hoy se da la paradoja que en el Servicio de Salud del Maule –junto con la Araucanía Sur que lideran las listas de esperas a nivel nacional particularmente en cirugía-, no ocupan su capacidad instalada, cuando existen establecimientos de esa red o de servicios vecinos que disponen de pabellones para operar.
Si faltan pabellones en Talca y Curicó y existen espacios quirúrgicos en Linares, San Fernando, Rancagua, Chillán o un centro privado o si faltan pabellones en Temuco y existe capacidad en Victoria y Angol, ¿por qué no es posible su uso?, ¿por qué se opta por incrementar las listas de esperas teniendo posibilidades de solución?
Esto es lo que es necesario modificar. El cambio de modelo es urgente. Se necesita fortalecer la Atención Primaria, reorganizar la provisión estatal, mejorar los mecanismos de pago y de transferencia a la APS y hospitales, formar médicos y otros profesionales de la salud en las regiones. Todo esto en un nuevo marco de gobernanza del sector prestador. La incorporación de los profesionales y trabajadores de la salud para una mejor asistencia son parte inherente a los cambios propuestos.