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Virus Respiratorio Sincicial y Prevención
Se estima que actualmente el 2% o 3 % de las primeras infecciones de un niño requiere atención hospitalaria debido a la gravedad, por lo que el VRS es el agente principal en casos de hospitalizaciones infantiles durante los inviernos en Chile.
Jueves 5 de julio de 2018
La infección respiratoria por Virus Sincicial (VRS) es una de las causas principales de infección aguda de las vías respiratorias inferiores como bronquiolitis y neumonía, en lactantes y niños pequeños en todo el mundo, provocando altas tasas de morbilidad y mortalidad.
Existen dos cepas de VRS (A y B) que circulan simultáneamente aunque en desigual proporción. La epidemia, en el invierno chileno, depende del virus predominante cada año, observándose que el virus sincicial grupo B tiende a producir un aumento de casos más precoz y, el grupo A , se ha asociado con mayor gravedad de la infección.
Durante el primer año de vida el 50% de los niños son contagiados por el virus respiratorio sincicial y a los 2 años casi todos han tenido contacto con el virus. Se estima que actualmente el 2% o 3 % de las primeras infecciones de un niño requiere atención hospitalaria debido a la gravedad, por lo que el VRS es el agente principal en casos de hospitalizaciones infantiles durante los inviernos en Chile.
De acuerdo a la Revista Chilena de Enfermedades Respiratorias, su incidencia más alta se alcanza entre los dos y cinco meses de edad, con brotes epidémicos durante los meses invernales.
Hasta la Semana 22 (5 de junio) del presente año, preliminarmente, se registraron 154 casos de VRS en los centinelas IRAG (Infección Respiratoria Aguda Grave) del país. En su mayoría, corresponden a menores de 2 años. Los casos se presentaron principalmente en Puerto Montt seguido de Concepción y Viña del Mar.
En los primeros dos años que los niños se infectan con el VRS, se desencadena una respuesta inmune de su organismo, pero de manera deficiente. Al existir una respuesta inmune deficiente, esta no establece una memoria inmunológica adecuada, provocando que el virus pueda re-infectar al huésped durante su vida. La gravedad de la infección va desde leves síntomas respiratorios a graves síntomas de infección respiratoria aguda baja, como son; una hipoxemia con saturación de oxígeno bajo 95-93%, obstrucción de la vía aérea, aumento de producción de mucus y compromiso del parénquima pulmonar produciendo bronquiolitis o neumonía.
También síntomas respiratorios más comunes que se caracterizan por escasa fiebre, tos, disnea, retracción costal y sibilancias. El cuadro desde su inicio llega al máximo a los 5 – 7 días y comienza a decaer. La sintomatología del cuadro debería normalizarse a las 2 semanas, pero durante las seis semanas posteriores, el menor puede presentar sintomatología obstructiva bronquial.
La infección puede resultar por contagio directo o indirecto con las secreciones nasales u orales de las personas infectadas. El contacto directo ocurre por inhalación de las “gotitas” que contienen el virus. El contacto indirecto ocurre si el virus contamina una superficie del medio ambiente y desde ahí a otras personas. El VRS puede persistir durante muchas horas en las superficies y durante más de media hora en las manos y piel de las personas.
Según el estudio sobre Prevención de la Infección por Virus Respiratorio Sincicial realizado el 2008, para la prevención de esta infección es fundamental la educación familiar. Esto contempla no exponer a estos niños al humo del tabaco, ni a entornos contagiosos (guarderías, grandes almacenes, salas de espera, habitaciones compartidas) ni a personas afectas a enfermedades respiratorias.
Está demostrado que la lactancia materna protege de las infecciones respiratorias y ayuda al correcto desarrollo del sistema inmunológico, lo que otorga protección a largo plazo. Reduce el riesgo de otitis media, una complicación muy frecuente de los resfríos; reduce significativamente el riesgo de hospitalización cuando el niño o niña tiene una neumonía y hace que los resfríos sean mucho más leves y cortos.
Muchas mamás y papás temen enviar a sus hijos e hijas a los jardines infantiles y salas cunas, pero muchas veces no existe otra alternativa. Por ello es importante que estos establecimientos traten de educar a mamás y papás para que en lo posible no lleven a sus hijos/as enfermos, así como también tomen algunas medidas de higiene, como la limpieza frecuente de juguetes, y evitar el uso de aquellos de difícil limpieza o que acumulan virus y bacterias, como los peluches. También es necesario evitar cambios de temperatura bruscos; el frío de esta época del año obliga a calefaccionar los hogares, lo que reseca el ambiente y las vías respiratorias.
Por tanto, se recomienda mantener la casa templada pero no en exceso para permitir que el organismo utilice sus propios mecanismos reguladores de adaptación al frío. En el caso de salir del hogar, el sólo hecho de cubrir nariz y boca para evitar que ingrese el aire frío a las vías respiratorias es una sencilla pero eficiente medida de prevención antes los agentes que comprometen el sistema respiratorio. Recuerde, prevenir es mejor que curar.