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Los niños, el deporte y el arte
¿Existen políticas públicas que incorporen a todos los niños y niñas del país en actividades deportivas o artísticas?
Viernes 21 de diciembre de 2018
La discusión de si un partido político es o no liberal puede ser interesante como ejercicio intelectual, pero difícilmente enriquece la convivencia nacional, más aún si, a diferencia de lo que ocurre en el boxeo, el peso de los contrincantes es tan disímil. El beneficio es nulo; es como la Estadística que sueña hacernos creer que si el vecino tiene dos autos, uno le pertenece y el otro es mío. Y el mundo político vive soñando “los grandes temas” alejado del sentir de la gente.
La izquierda trata desesperadamente de lograr la unidad y la derecha se debate entre el guiño a sus adversarios o el cumplimiento de las promesas con las cuales llegó al poder. Las personas viven su vida como ha sido siempre en nuestra cultura, de manera sencilla; humanos muy humanos. Sin embargo, se observan signos esperanzadores en el Parlamento, como el caso de dos diputadas de tiendas opuestas que zanjaron sus diferencias y las sellaron con un abrazo o los diputados jóvenes de la ultraizquierda que anunciaron que no irán por un tercer período.
Mi reflexión nuevamente apunta a los niños y la responsabilidad que le cabe al Estado frente a su desamparo. ¿Cuáles son las causas de que nunca tengan el sitial que les corresponde? ¿Será que no son ciudadanos o es el desconocimiento del refrán popular “si no quieres preocuparte por el anciano del futuro dedícate al niño del presente”? Un sábado de octubre en una actividad de apoyo a algunos sectores de la comunidad penquista, nos escapamos un momento con un joven colega, al sector Pedro de Valdivia, a presenciar un partido de fútbol de segunda infantil en una cancha de tierra. Niños de talentos diversos jugaban en sana competencia. Abandonamos esa cancha al final del primer tiempo con un sabor muy grato y con muchas inquietudes e interrogantes.
¿Cómo sería la vida de esos niños si tuvieran más medios para desarrollar todas sus condiciones? ¿Qué pasa con las niñas que en número proporcional, sólo observaban a sus amigos jugar? Y esto acontece en la Pérez Freire de Valparaíso o en las canchas improvisadas de La Chimba en Antofagasta.
Antaño las jornadas religiosas y políticas atraían en masa a niñas y jóvenes, tanto que se mezclaba la una con la otra y les daba un sentido mayor a sus vidas. Hoy cumple esa función el deporte y el arte. Ambas disciplinas ejercen una fascinación incuestionable en niños y jóvenes. ¿Alguien podría decir honestamente que hay liderazgo para encauzar toda la energía infantil y juvenil en esas áreas? ¿Existen políticas públicas que incorporen a todos los niños y niñas del país en actividades deportivas o artísticas?
Sólo el arte -Nobel de literatura- y el deporte -oro tenístico- nos han permitido exhibir nivel planetario, pero ha sido por méritos personales. Se requiere de un gran acuerdo de la sociedad, sus gobernantes, sus instituciones, tanto del ámbito público como privado, para que los niños tengan la posibilidad de hacer deportes y vivir el arte en cualquiera de sus expresiones. Bernard Shaw manifiesta que “los espejos se emplean para verse la cara, el arte para verse el alma”. El desafío mayor como sociedad es hacer visible el mundo infantil y asumirlo. “El peor pecado hacia nuestros semejantes no es odiarlos, sino tratarlos con indiferencia; esa es la esencia de la inhumanidad”.