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Alimentación en el bebé prematuro
El recién nacido prematuro está en clara desventaja en relación con el recién nacido de término, pues su eficacia para alimentarse no solo va a depender de la edad gestacional.
Miércoles 1 de agosto de 2018
El desarrollo del recién nacido depende en gran medida de los estímulos que el neonato recibe desde el ambiente; no obstante, la estimulación se inicia en el medio intrauterino, donde las necesidades vitales están satisfechas al encontrarse el feto en un medio de completa adaptación.
Al momento del nacimiento, debe reiniciar un proceso de adaptación al medio extrauterino, impactado por el ambiente que lo rodea al igual que por su estado de salud física, de esta manera, los estímulos positivos o negativos son factores que influyen en esta adaptación.
El recién nacido hospitalizado, usualmente, está rodeado de un ambiente desfavorable para su desarrollo y saturado de estímulos negativos, los cuales conllevan dificultades para la adaptación del neonato al medio externo. Los estímulos dolorosos, el ruido de monitores, la intensidad de la luz, la falta de estímulos táctiles gratificantes (respecto a la madre), son factores adversos que generan hiperestimulación negativa.
El primer indicador de bienestar en el neurodesarrollo de un neonato es la capacidad de alimentación. El recién nacido prematuro está en clara desventaja en relación con el recién nacido de término. Su eficacia para alimentarse no solo va a depender de la edad gestacional, sino también del tono muscular, de la estabilidad fisiológica, de la reserva de energía, de los niveles de alerta, de la madurez del sistema nervioso, aparato gastrointestinal y de su estado de salud general; por lo que antes de pretender alimentarlo por la boca, debe evaluarse la coexistencia de condiciones médicas adecuadas y, sobre todo, su capacidad de ejecución.
En el proceso de alimentación, la participación del profesional fonoaudiólogo es fundamental para determinar la existencia de condiciones necesarias para que el bebé pueda alimentarse por la boca, puesto que una indicación incorrecta en relación a la vía de ingesta del bebé, puede ocasionar complicaciones fisiológicas que van a perjudicar el ya débil estado de salud del recién nacido pretérmino.