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Discurso inicial Dr. Enrique Paris - Seminario Ley Corta de Isapres
IPSUSS y LyD organizaron el seminario “¿Cómo destrabar la ley corta de Isapres?”. En la oportunidad, el presidente del Instituto de Políticas Públicas en Salud de la USS, Enrique Paris, entregó un profundo analisis, abordando el origen de las problemáticas y deficiencias del sistema sanitario, resaltando la oportunidad única que se tiene hoy para avanzar hacia la construcción de una mejor Salud para el país.
Jueves 30 de noviembre de 2023
En Salud, hemos llegado a un momento complejo y crítico, pero a su vez advertido y ampliamente discutido por mucho tiempo. Puede que hayan faltado las fuerzas, las voluntades o las convicciones para que todos los que, de una manera u otra, tenemos una voz, un espacio de decisión, de representación o de visión en el diseño de políticas públicas en salud empujaramos un avance hacia la reestructuración del sistema sanitario de Chile.
En este seminario, organizado por Libertad y Desarrollo en conjunto con el IPSUSS de la Universidad San Sebastián, sus participantes, la audiencia presente y quienes se encuentran conectados de forma online, han logrado percibir y medir el estado de incertidumbre que existe en nuestro sistema de salud actualmente, como consecuencia de la grave situación que enfrentan las Isapres y el eventual impacto que afectaría a todo el sistema sanitario. No solo para los actores relevantes del sector, la incertidumbre golpea, con mayor fuerza a la ciudadanía, a nuestros pacientes.
La ley corta de Isapres y la Reforma de Salud, son hoy nuestro mayor motivo de preocupación para avanzar como Estado en los cambios necesarios dentro de nuestras políticas públicas de Salud.
Lo dijimos, en una carta de opinión este fin de semana junto al Decano Carlos Pérez y a la Dra María Teresa Valenzuela, como representantes de la Universidad San Sebastián: Le debemos soluciones concretas al país.
Tras muchos años y diferentes iniciativas legislativas, lamentablemente no hemos logrado el consenso necesario para que de una vez por todas logremos concretar los anhelados cambios, tanto en el sector privado como en el sector público. Hoy, más que nunca, tenemos un diagnóstico transversal y elocuente.
¿En qué momento no aprovechamos el último margen de acción que se nos presentó para rediseñar nuestro sistema de salud? La respuesta varía según quien la intente responder. Si es que hoy aún contamos con margen, este llegó al mínimo posible tras los contundentes fallos de la Corte Suprema contra las Isapres. Estas instituciones de salud privadas, hoy se encuentran sobre una delgada línea de maniobra, debido al gran impacto económico por el que atraviesan y las graves consecuencias que podría acarrear en la Salud. Se habla de quiebra, de inviabilidad financiera, de un negativo efecto dominó que comienza con los aseguradores privados pero que continúa con los prestadores privados, desde las grandes clínicas hasta los centros médicos más pequeños, con el consiguiente impacto en la fuente laboral de mucha gente. Pablo Eguiguren, director de políticas públicas de Libertad y Desarrollo, nos ahondará, en unos momentos, sobre cómo llegamos al negativo escenario actual de las Isapres
Pero esto no es lo único. Ya no se trata de buscar culpables, sino soluciones. Y para aquello debemos ser capaces de reconocer las grandes deficiencias que ha arrastrado nuestro sistema privado pero también el sistema público. Fonasa, hoy también presenta un momento de importantes decisiones y grandes cambios. ¿Puede el Fondo Nacional de Salud dar abasto y entregar respuesta ante la masiva migración de nuevos usuarios desde el sistema privado? ¿Puede conducir el destino de la salud de casi 3 millones de nuevos usuarios, como el único actor asegurador? ¿Puede absorber toda la demanda que está recibiendo de manera progresiva pero a la vez acelerada?
La palabra crisis, lamentablemente, ha sido un término que nos viene acompañando fuerte en el último tiempo cuando hablamos de la salud de los chilenos. La crisis de las listas de espera, que son históricas, y que han producido lamentables fallecimientos de personas que no pudieron acceder a su necesidad de salud, problemas de gestión, falta de especialistas, el creciente impacto del cáncer y la salud mental en nuestra población. Recuperarnos de los efectos que trajo la pandemia en nuestro sistema, desde lo netamente clínico, como el subdiagnóstico que tenemos actualmente de enfermedades crónicas, o el impacto y deuda financiera que se mantiene con los prestadores privados, son solo algunos de los problema que dejaron de ser netamente sanitarios y económicos, son ahora de un altísimo impacto social sin precedentes. En todo su espectro.
Si nos detenemos y contextualizamos los diferentes síntomas que se nos fueron presentando durante las últimas décadas podemos comprender mejor dónde estamos y a donde, creemos, que deberíamos ir.
Nuestro sistema de salud, está segmentado sobre la base de las características socioeconómicas y de riesgo, estableciendo diferenciación entre las personas más sanas con las más enfermas. Una diferenciación que impacta en los precios de los planes y sus coberturas.
Si retrocedemos al 2003, por ejemplo, el 91% de las personas del quintil de ingreso más bajo estaban afiliadas al FONASA, mientras que 51% del quintil de ingreso superior estaba afiliado a una ISAPRE. En ese mismo año, las mujeres representaban el 53% de los beneficiarios del FONASA y el 49% de los beneficiarios de las ISAPRES.
Las personas con al menos 60 años de edad representaban el 1% de los beneficiarios de las ISAPRES y alrededor de 13% de los beneficiarios del FONASA, respecto de los cotizantes, en 2021, los mayores de 65 años representaron el 4,2% de los cotizantes a Fonasa y el 3,6% de los cotizantes a Isapres.
Como resultado, tanto las contribuciones como el gasto por beneficiario difieren significativamente entre FONASA y las ISAPRES, aunque esta diferencia ha disminuido con el tiempo: en 2005, el gasto por beneficiario era 1,7 veces más alto en las ISAPRES que en FONASA, comparado con las 3,5 veces en 1984.
Todos estos datos y análisis, en la mitad de la década del 2000, nos decían de manera clara y elocuente, que tanto el Poder Ejecutivo como el Poder Legislativo debían tomar cartas en el asunto, reconociendo en ese momento que nuestro sistema tenía ya un grave problema de inequidad, y que se debía resolver mediante sus propias atribuciones, de manera colaborativa, incluyendo la voz de expertos y pacientes. Se debía evitar que estas deficiencias se fueran profundizando con el tiempo y apareciera el término “Crisis” para describir los problemas que afectan a nuestra población. Pero fue el Poder Judicial el que debió actuar, tomando decisiones de alto impacto, con efectos de arrastre e importantes consecuencias.
El trabajo que ha realizado el Poder Legislativo este año, específicamente desde la Comisión de Salud del Senado, presidida por el Senador Juan Luis Castro, uno de nuestros invitados al seminario de hoy junto al Senador Sergio Gahona, ha permitido la instalación de dos comités de expertos que han logrado importantes consensos internos para entregar contundentes evaluaciones, diagnósticos y propuestas, primero, para la discusión de la Ley Corta de Isapres, que aborda la implementación de los fallos relacionados a la Tabla de Factores y la Prima GES, y segundo, para avanzar hacia un reforma más profunda al sistema de Salud, a través de 65 recomendaciones concretas para aquello, construidas con una amplia representación y transversalidad, desde representantes del Gobierno hasta la Asociación de Isapres.
En el caso de la ley corta de Isapres, sabemos que la tramitación de este proyecto de ley enfrenta un escenario complejo a partir de las indicaciones ingresadas por el Gobierno en donde se excluyó, por ejemplo, el concepto de la mutualidad. Creemos que las propuestas hechas por el Comité de Expertos cumplían el objetivo de lo dictaminado por la Justicia, manteniendo la estabilidad del sistema.
Nuestra sistema salud, que ha sido capaz de trabajar de manera colaborativa e integrada y con resultados exitosos, como los obtenidos durante los momentos más complejos de la pandemia por Covid-19, requiere urgentemente que nuestra discusión se vuelque hacia la solución de estos grandes problemas que hoy nos tienen discutiendo grandes cambios.
Pero que para eso ocurra se requieren grandes acuerdos políticos y sociales pero bajo una mirada técnica y sostenible, como lo han planteado los expertos que han integrado estos comités para lograr el definitivo avance hacia un sistema de salud que se base en pilares como la equidad en el acceso, la solidaridad y la integración de todos los sectores.
Creo que es una meta que tenemos en común todos los que estamos hoy en esta actividad. Los cimientos ya están, y ha sido construidos desde la base y compromiso de sus funcionarios, de la larga tradición de salud pública y la integración de visiones opuestas pero compatibles, como cuando el entonces ministro de Salud del Presidente Pedro Aguirre Cerda, Salvador Allende, y el senador conservador, Eduardo Cruz-Coke concibieron y trazaron de manera conjunta la idea de un Servicio Nacional de Salud, el SNS, que tuvo como objetivos principales la protección de la salud para toda la población, implementando importantes políticas públicas sanitarias, como lo fueron la planificación familiar y la erradicación de la desnutrición infantil.
Si en el año 1952 la Salud en Chile fue concebida como un tema de Estado y no solamente del Gobierno de turno, hoy, 71 años desde ese importante hito, se nos presenta como sociedad una chance única e inmejorable. No desperdiciemos la oportunidad de construir una salud más justa, más equitativa y solidaria para nuestro país. Le debemos a Chile una mejor salud.
Dr. Enrique Paris
Presidente del Instituto de Políticas Püblicas en Salud de la Universidad San Sebastián (IPSUSS) y exministro de Salud
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