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Casi la mitad de los partos en nuestro país son cesáreas
En el sistema público las cesáreas representan el 40,4% y en el privado la cifra se dispara al 76%, lo que genera una tasa que bordea el 50%, superando por lejos el 15% que justifica la Organización Mundial de la Salud (OMS). Si bien la cifra es alta en comparación a la recomendada por el organismo internacional, dicho indicador genera polémica entre los expertos de nuestro país.
Lunes 9 de febrero de 2015
“La importancia del parto en la vida de una mujer es esencial; siendo una vivencia única e irrepetible, que se considera como motor de cambios sociales; puesto que la autonomía y autoconfianza que se vive en dicho momento, son tan relevantes que pueden cambiar la forma de ser de una persona”, explica Rodrigo Neira, Matrón y académico del Departamento de Promoción de Salud de la Mujer y el Recién Nacido de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, al hablar sobre lo que puede llegar a significar el parto para una mujer como uno de los acontecimientos más importantes en su vida, en el que cada detalle cuenta e importa.
Es por eso que la parte más significativa es la forma en la que se va a realizar: parto natural, o también llamado parto vaginal, o a través de una cesárea. Esta decisión que cobra mayor importancia si consideramos que las cifras de la última manera de dar a luz están bordeando casi la mitad de los bebés nacidos en nuestro país.
Una operación con orígenes antiguos
El académico de la Universidad de Chile explica que la cesárea consiste en practicar un corte en el abdomen y el útero a través del cual se extrae al bebé y tiene por finalidad dar término al embarazo en situaciones que exista riesgo vital de la madre o el feto que está por nacer.
Aunque varias personas creen que el origen de esta práctica se debe al nacimiento de Cayo Julio César, en el año 100 a.C. en Roma, varios historiadores han descartado está hipótesis y han situado el inicio de esta operación mucho antes, alrededor del año 773 a.C. durante el reinado de Numa Pompilio quién instauró la Lex Regia, y que durante el período de los Césares habría cambiado de nombre por Lex Cesárea, que se realizaba cuando la madre había fallecido sin dar a luz y por lo tanto se extraía al feto de manera abdominal para intentar salvarlo.
De momento el origen de este tipo de práctica médica sigue siendo incierto, pero lo que sí sabemos es que persistió durante el tiempo, aunque sólo en el siglo XVI empezó a ser realizada en mujeres vivas. Cuestionada durante la Edad Media debido a su alta mortalidad. Gracias a los avances médicos, como la antisepsia, esta operación se volvió cada vez más aceptada. Actualmente, según datos entregados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), representan entre el 15 y el 20% de todos los partos mundiales, cifra que sigue en aumento y que tiene tasas que varían drásticamente entre los distintos continentes: en África representa sólo el 3,5% de los recién nacidos y en América Latina la media alcanza el 29,2%.
Cesáreas en nuestro país bordean el 50%
Según los últimos datos entregados por el Ministerio de Salud (Minsal) en nuestro país nacen anualmente 240 mil niños de los cuales el 64% lo hace a través del sistema público. De ese porcentaje, 61 mil llegan al mundo a través de la cesárea, representando el 40% de los partos en dicho sistema. Por otro lado, en el sistema privado las cesáreas llegan al 76%. En conjunto representan casi la mitad de los niños recién nacidos.
Estos datos están en concordancia con el comportamiento de América Latina, que durante los últimos años se ha convertido en el continente con la tasa más alta de cesáreas con un 34%, según cifras de la OMS, mientras que Chile se ha convertido en el tercer país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que realiza este tipo de operaciones con mayor frecuencia, detrás de México y Turquía.
Cifras que generan controversia
El aumento de número de cesáreas en nuestro país no ha dejado indiferente a los especialistas del área de la salud, generando controversia. Mientras algunos consideran que el alto índice es un problema de Salud Pública, otros profesionales piensan que la cifra que recomienda la OMS no debe ser tomada en cuenta ya que no responde a las realidades locales.
En la primera postura se encuentra el anteriormente mencionado matrón, Rodrigo Neira, quien explica que aunque “existe literatura científica que le atribuye a las cesáreas electivas, vale decir, cesáreas de mujeres que no pasaron por trabajo de parto, la reducción del riesgo de padecer prolapsos e incontinencias urinarias. El conocimiento científico es consistente en sostener que sus riesgos superan a sus beneficios y que deben ser utilizadas para salvaguardar la salud de la madre y el feto en casos debidamente justificados”.
Neira explica que son tres los casos en los que se debería justificar una cesárea: fetal, ovular y materna. La primera de ellas consiste en problemas que pueda presentar el feto como una distocia de presentación, es decir, que la orientación que tiene el feto respecto a la pelvis materna no permita el parto vaginal, alteraciones de los latidos cardiacos fetales en momentos que aún no se puede desencadenar el parto vaginal o cuando el peso estimado del feto no permita el paso de este por el canal del parto. La segunda se relaciona con eventos relacionados con la placenta y anexos embrionarios, los que potencialmente pueden generar una disminución aguda del aporte de oxígeno al feto y alterar su bienestar. Finalmente, la tercera se trata con patologías que posee la madre y que si no se interrumpe el embarazo pueden generar riesgo vital, como antecedentes de dos o más cesáreas anteriores o casos en que la madre posea infecciones que pueden ser transmitida al feto que está por nacer al momento de pasar por el canal del parto.
Opinión muy distinta es la que tiene el Dr. Hugo Salinas, ginecólogo y jefe de servicio del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, quien plantea que “el índice que entrega la OMS no tiene ninguna relación con la realidad, porque cuando la OMS da recomendaciones del 15% de cesáreas lo hace para todos los países del mundo y hay algunos en que las condiciones sanitarias hacen imposibles que se realice una cesárea por lo que tienen que realizar un parto vaginal. Hay países africanos que tienen una tasa inferior al 10%, por lo que esa cifra no tiene ningún asidero técnico ya que tiene relación con países que son muy diferentes”. Incluso el Dr. Salinas va más lejos y dice que “esa cifra no se debería repetir nunca más”.
Para el jefe de servicio del Hospital Clínico de la U. de Chile, las cesáreas tienen otras razones: económicos o valóricos-religiosos. “No hay otros motivos que las impulsen. No hay grandes diferencias entre atender una cesárea o un parto por vía vaginal. Desde mi perspectiva las ventajas que ofrece un parto por vía vaginal a una cesárea son cada vez son menores, dependiendo del desarrollo del conocimiento médico “.
Beneficios y peligros
Otro tema que también es discutido tiene relación con cómo las cesáreas influyen en la madre. El académico de la Universidad de Chile explica que “la cesárea aumenta el riesgo de morbimortalidad materna y perinatal, ya que por ser una intervención quirúrgica mayor, tiene mayores riesgos anestésicos, hemorrágicos e infecciones respecto a un parto vaginal. Por otro lado, para embarazos futuros, por la cicatriz que el procedimiento deja en el cuerpo uterino, existe mayor riesgo de roturas uterinas”. Agrega además que “si bien no es un riesgo, una consecuencia de la sobreutilización de la cesárea es el aumento del gasto anual de los países en casi 2 millones de dólares adicionales”. Sobre este punto en nuestro país durante el 2011 se gastaron más de 16 mil millones de pesos en este tipo de operación.
Explica, también, que los beneficios de un parto vaginal se enfocan desde la premisa que “pretende respetar la naturaleza fisiológica del nacimiento, por lo que sus beneficios son innumerables desde ser un factor predictor de éxito para mantener una lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses hasta el menor tiempo de recuperación postparto”.
En cambio el Dr. Salinas expone que “está comprobado que un parto vaginal normal hasta en un 26% de los casos puede destruir el piso pélvico y los efectos uno no los ve en el minuto sino que durante el envejecimiento de la mujer, varios años después. Está comprobado que en un embarazo de término las mujeres al tener que sostener a un niño de 3 kilos aumenta la incidencia de incontinencia urinaria, y con mayor razón cuando le destruyes el perineo”, por lo que para el jefe de servicio se debe evaluar muy bien qué tipo de parto se va a realizar, sin tener que desacreditar un procedimiento respecto a otro.
Una mirada al futuro
Sobre el futuro el disenso también aprecia opiniones distintas, ya que para Rodrigo Neira el asunto debe ser enfocado de manera transversal de manera que “indistintantemente sea una cesárea o parto vaginal se promueva la participación activa de la mujer para lograr un parto seguro, personalizado y humano”. Punto en el que la palabra humanizar le genera ruidos al Dr. Hugo Salinas, ya que le cuesta ver “porque una cesárea no puede ser un parto humanizado. Una cesárea puede ser mucho más humanizante que atender un parto después de 18 o 26 horas de trabajo de parto, no creo que esas horas sean más humanas que una cesárea. Este tipo de operación tiene un gran espacio y evita muchas complicaciones”.
El jefe de servicio del Hospital Clínico agrega que “no tiene mucho sentido seguir cifrando una tasa del 15%, que es una recomendación de la OMS para todos los países del mundo, hay que mirarlo al revés. Si tuviera que practicar una cesárea o un parto en algún país africano, yo me la jugaría por un parto vía vagina que tiene mucha menos complicaciones que una cesárea, pero en los hospitales terciarios o en los sistemas de salud desarrollados, como nuestro país, cuestionar un procedimiento respecto a otro no tiene sentido. Es por eso que esa cifra no debería volver a ser utilizada y cada país debería llevar sus propias estadísticas”.
Visión totalmente distinta a la expresada por el académico de la U. de Chile quien plantea que la alta tasa de cesáreas es una consecuencia de gran uso de las tecnologías médicas y que esto evitará que mejore la calidad de salud materno-infantil. Neira explica que una forma de abordarlo es lo que ha propuesto el Minsal para este año, en donde “las cesáreas serán indicador de calidad de la atención en salud y promoverán la generación de estrategias para abarcar esta problemática”.