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Despenalización del aborto: “el acompañamiento debe ser abordado en una ley integral”
Especialistas de las carreras de la salud de la Universidad San Sebastián (USS), se explayaron en torno a los procedimientos de guías clínicas y requisitos que debiera cumplir la práctica del rol de acompañamiento. Figura que debe responder a una necesidad de salud, más allá de la despenalización del aborto en tres causales que se discute hoy.
Martes 8 de marzo de 2016
En medio de la discusión del proyecto de ley que despenaliza el aborto y donde existen aún diferentes posturas políticas en torno al tema, algunos expertos plantean que es necesario revisar el plan de acompañamiento que se sugiere en la iniciativa legal.
Para el docente de la facultad de Psicología de la U. San Sebastián, Rodrigo Venegas, se debe realizar un modelo clínico que dé cuenta que este asesor tiene que ser neutral en relación a la decisión de la mujer, porque “más que la sola figura del acompañante, donde está el kit de la cuestión, es el rol que va a cumplir esta figura y, por tanto, el estatus ético que va a tener que tener esa persona es independiente de su convicción moral o religiosa. Es decir, si soy católico, creyente y trabajo en esto, debo entender que no debiera condicionar, presionar para que la mujer tome una decisión que tiene que ver con mi conciencia y no con la conciencia del otro”.
En esa línea, explica que es el entorno y el sistema social el que genera a veces más daño, por ello, es fundamental “entender que el acompañamiento también estará inserto en un ejercicio social, que, sea cual fuere la decisión, ésta es difícil y genera costos altos y repercusiones en la mujer, porque independiente de la decisión, se genera estrés, daño psíquico y ésta necesita ser acompañada”.
Por ello, un acompañamiento profesional y objetivo debiera estar liderado por “un profesional psicólogo clínico que tenga buen manejo de estrés postraumático, con formación en el área o de abuso sexual y/o violación y que tenga años de experiencia, capaz de ser neutral y acompañar al otro en su decisión y no instalarla”.
Para asegurar ese manejo objetivo, el especialista señala que el acompañamiento debe quedar establecido en un marco regulatorio que defina la práctica. Este instrumento es la guía clínica, definida como la orientación terapéutica que se debe seguir ante determinado diagnóstico.
Para Venegas, se debe estandarizar el procedimiento en guías que contengan también ciertas acciones que orienten cuando prescindir de ese profesional, por ejemplo, si se identifican resultados dirigidos. “Un mecanismo de seguimiento y chequeo sobre la función, porque finalmente se va a notar en la decisión que el otro tome. Y debiera haber un procedimiento estadístico para ver cómo están funcionando estas personas, para poder identificar el sesgo”, dice Venegas.
El acompañamiento dentro de una ley integral de salud reproductiva
Sin embargo, el acompañamiento es una figura que trasciende a la despenalización del aborto en tres causales, y por eso debiera estar incluido en una ley más amplia e integral que incorpore y reconozca también las pérdidas de aquellas mujeres que sufren los llamados abortos espontáneos.
Para la secretaria de estudios de la carrera de obstetricia de la Facultad de Medicina de la U. San Sebastián, Maricela Pino “tras ese diagnóstico hay cero acompañamiento, siendo que también es una pérdida. Por tanto, yo creo que todas las mallas curriculares, tanto de obstetricia y de las distintas carreras del área médica, no han abordado el duelo y la perdida, siendo un eje que aún falta”.
La profesional ahonda en que no basta con la derivación posterior al psicólogo, sino que apenas se entrega el diagnóstico de aborto espontáneo, el equipo médico se debiera hacer cargo de manejar la situación y ayudar a la paciente. Por tanto, apunta a que “falta capacitación en herramientas como manejo integral que incluya el lenguaje verbal y no verbal, manejo de duelo. Hay ciertas palabras que jamás se deben decir como: ya vas a tener otro embarazo. Para todo eso se necesitan herramientas y capacitación”.
Al respecto, el vicepresidente de la Sociedad Chilena de Endocrinología Ginecológica, vocal de Chile para la Confederación Iberoamericana de Anticoncepción y profesor asociado de la USS, Patricio Barriga, señala que “no estamos formados para eso, no recibimos formación objetiva que nos enseñe a acompañar en pérdidas, en duelos, ni médicos ni matronas. Entonces surge de ese sentido, de la falencia que uno tiene el formar una visión integral con las áreas que sí han recibido esa formación. Entonces en ese manejo integral se debe enseñar al profesional de la salud a lograr salir de esa instrumentalización del procedimiento y diagnóstico, y hacerlo con una visión más integral con profesionales del área de la salud mental. Son temas pendientes de las carreras de salud”.
No obstante de ese reconocimiento y de una necesidad de salud que se debe explorar, el experto analiza que ambos acompañamientos, deben correr por carriles distintos.
“Independiente de este acompañamiento en pérdidas reproductivas asociados a un embarazo por causa naturales o circunstancias que lleven a esa pérdida, es un duelo y requiere un tipo de acompañamiento distinto, al que se requiere en casos de aquella mujer que por alguna razón de las causales esgrimidas como válidas para interrumpir un embarazo, decida abortar, porque ahí hay un acto voluntario, entonces requiere otro tipo de acompañamiento. Son tipos distintos y yo separaría las aguas en esos procesos”.
Adopciones
Según la evidencia disponible, se sabe que aquellos bebes nacidos producto de una violación sufren hasta 3 veces más maltrato físico y negligencia. Entonces, dice Venegas, ante el camino de abortar, quedarse con la guagua o darlo en adopción, aparece la necesidad de que ésto último sea un camino viable “Debemos mejorar los programas y el Estado deber procurar que el menor viva en las mejores condiciones posibles, no como están ahora. Hay una crisis con los procesos de adopción del Sename”.
Por una parte niños muy adultos no están siendo adoptados por nadie, niños de 2 años ya están quedando fuera y ellos pasan a un hogar del Sename; necesitamos que si siguen creciendo no vayan a esos lugares, sino que a casas de acogidas, que puedan instalarse en familias. Por otra parte, hoy hay un programa de desinstalación de las residencias en favor de familias de acogidas. El problema es que la subvención es tan baja que quienes toman a esos niños es gente pobre. Entonces ahí hay diferencias, distinciones. No sirve, la idea es que tengan las mejores condiciones y no replicar el círculo de violencia y pobreza. Hay que tener una ley integral que vea el conjunto sistémico.