El embarazo es una etapa trascendental en la vida de cada mujer y su familia. Pero es un período en el cual hay que tener especial cuidado con la alimentación y en no ganar peso de más. En el país  -según información del Ministerio de Salud a diciembre 2010-, se controlaron 99.992 mujeres, de las cuales 54.985, un 55%, el estado nutricional fue sobrepeso y obesidad.

Esta excesiva ganancia de peso gestacional ha sido reconocida como factor de riesgo independiente para complicaciones maternas y fetales. Específicamente en el embarazo, la obesidad se asocia a diferentes morbilidades materno-perinatales, como aborto recurrente, diabetes (pre-gestacional y gestacional), hipertensión gestacional, pre eclampsia, macrosomía (peso al nacer >4000 g), mayor número de cesáreas, infecciones puerperales, mortalidad materna y fetal.

Hay en la población obstétrica poca percepción de que efectivamente es un problema, por lo que debemos realizar mayores esfuerzos en la educación de temas como una alimentación con un régimen calórico balanceado, de bajo contenido en grasa y colesterol, alto en fibra, como también incentivar la actividad física y ejercicio con entrenamiento de resistencia de baja intensidad.

Debemos ser capaces de generar la conciencia necesaria para considerar el exceso de peso materno como un problema prevenible en etapas pregestacionales. Es en esta instancia donde un equipo multidisciplinario interviene preparando, educando y motivando a esta futura gestante para que enfrente el embarazo de la forma más saludable y cercana a parámetros normales, tanto en lo biomédico como en lo psicosocial, convirtiéndola en una protagonista activa del cuidado de su salud.

Se deben realizar mayores esfuerzos en el equipo de salud, dando mayor énfasis en el control de salud pregestacional, ya que es en ese momento en el cual se tiene la oportunidad de empoderar a la mujer, su pareja y familia sobre la importancia de iniciar un período gestacional en óptimas condiciones. Este es un desafío que vale la pena emprender...