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Condiciones medioambientales
En esta época de verano y vacaciones muchas personas se trasladas al campo, montaña o playa, otras deciden viajar al extranjero. Estos cambios sin duda alteran nuestros hábitos principalmente alimenticios, pero también nos expone a nuevos ambientes en contacto con suelos, flora, fauna y agua.
Miércoles 28 de enero de 2015
![Condiciones medioambientales Condiciones medioambientales](/ipsuss/site/artic/20150128/imag/foto_0000000120150128141915.png)
¿Pero de qué manera estos cambios medioambientales del verano pueden influir en nuestra salud reproductiva? Sin duda, el impacto mayor recae en las mujeres embarazadas, quienes debido a todos los cambios hormonales que genera la gestación en sí, modifica su respuesta inmunológica/defensiva y las hace más susceptibles a diversas infecciones. Algunas evidencias muestran que el embarazo es un factor de alto riesgo para la infección por Salmonella, la que incrementa en el verano con cuadros de diarrea e intoxicación alimentaria. Especies de Salmonella pueden asociarse a infección de las membranas del saco ovular, favorecer un aborto, traspasar de la sangre a la placenta aumentando el riesgo de una infección del feto y de un parto prematuro.
Hace algunos años, Chile presentó un brote de listeriosis durante el verano, centrado en el consumo de quesos, cecinas y embutidos. Listeria monocytogenes se encuentra ampliamente distribuida en la naturaleza, pudiendo aislarse de suelo, agua, vegetales, aves, peces y alimentos procesados, incluso refrigerados. El riesgo de infección en las mujeres embarazadas es de 17 veces mayor que en la población general. La listeriosis durante el embarazo se asocia a la pérdida gestacional y la bacteria puede traspasar la barrera placentaria, afectando los tejidos cerebrales del feto, originar ruptura de las membranas, parto prematuro e infección o sepsis del recién nacido/a.
Por otra parte, en suelos rurales las personas pueden entrar en contacto con algunas bacterias que habitan en corderos, ovejas, aves y ganado bovino asociadas a infertilidad en estos animales y que pueden transmitirse a los humanos e impactar su reproductividad. Ejemplo de estos son casos de Brucella abortus y Chlamydophila abortus.
En Chile existe utilización masiva de plaguicidas y en esta época muchas personas temporeras trabajan en la cosecha de frutos. Se ha documentado los efectos nocivos de la exposición de estas sustancias en las células germinales – óvulos y espermatozoides – así como alteraciones en el desarrollo embrionario normal.
Debemos estar conscientes que el daño generado en el ambiente impacta también nuestra descendencia. Por tanto, debemos informarnos y es nuestra responsabilidad proteger y preservar nuestra salud reproductiva.