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Contaminación ambiental y salud sexual y reproductiva
En la última década, investigaciones han asociado a la CAA con resultados adversos en la gestación, especialmente disminución del crecimiento fetal y la prematurez.
Miércoles 26 de septiembre de 2018
Actualmente la contaminación atmosférica ambiental (CAA) representa un importante problema de salud pública desde el punto de vista de la salud individual y colectiva. Pero, ¿qué se conoce y cuál es su impacto en salud sexual y reproductiva?
Se sabe que un adulto saludable inhala 10-20 m3 de aire por día, dependiendo de la constitución corporal y de la actividad física. En una mujer gestante, la adaptación al embarazo produce un volumen significativamente mayor y un incremento en el consumo de oxígeno.
En la última década, investigaciones han asociado a la CAA con resultados adversos en la gestación, especialmente disminución del crecimiento fetal y la prematurez. El embarazo puede constituir un estado particularmente sensible a las toxinas contenidas en la contaminación del aire debido al alto nivel de proliferación celular, el desarrollo de órganos y las capacidades cambiantes del metabolismo del feto. De ahí que se presume que la exposición a la CAA afecta al feto directamente a través de la exposición transplacentaria o indirectamente al afectar los cambios fisiológicos en la madre. No obstante, los hallazgos de los estudios epidemiológicos sobre el embarazo y la CAA son aún inconsistentes.
Respecto a la fertilidad, ha habido varios informes que indican que la calidad y la cantidad de espermatozoides humanos se enfrentan a una disminución grave. Varios factores ambientales serían atribuibles a esta disminución potencial de la fertilidad masculina. Estos incluyen metales pesados y diversos agentes químicos ampliamente utilizados en la agricultura y la industria.
Además, otros factores físicos, como el aumento de la temperatura global y la exposición a la radiación, así como factores biológicos, como la contaminación de fito y xenoestrógenos en el medio ambiente, podrían afectar negativamente la espermatogénesis. Estos efectos podrían provocar, no sólo una reducción en la concentración de espermatozoides, sino también alteraciones en el comportamiento sexual y la presencia de cánceres genitales.
Las toxinas ambientales tales como óxidos de nitrógeno y clorofluorocarbonos, se han reconocido como desestabilizantes endocrinos y con serios efectos adversos en las disfunciones sexuales y el desarrollo puberal. A pesar de la importancia del impacto de estos compuestos, no se conoce ni comprende suficientemente aún su impacto en la salud reproductiva humana.
Efectos de la CAA en la salud reproductiva son aún desconocidos. Por lo tanto, es importante que se adopten políticas apropiadas a escala global para disminuir las emisiones de CAA y aumentar la conciencia en las personas sobre el impacto que puedan tener en la gestación y fertilidad humana, que es lo que más se conoce su asociación hoy.