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Derechos no satisfechos de las mujeres
Hoy en día, las mujeres representan más del 40% de la fuerza de trabajo mundial, y si bien en América Latina y el Caribe se ha incrementado esta participación laboral, en otras regiones se ha registrado un notable descenso o estancamiento.
Miércoles 18 de abril de 2018
Mujeres de todo el mundo han realizado movilizaciones masivas en el último tiempo para pedir igualdad, más derechos y terminar con la violencia sexual. Pero, lamentablemente, según el Foro Económico Mundial de 2017, la brecha de género no se cerrará hasta 2186. Las diferencias salariales entre hombres y mujeres persisten en todo el mundo y ellas todavía no están presentes en igual número en los negocios o la política.
En este contexto, la directora Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), afirmó que las políticas económicas deben dirigirse hacia las mujeres, sugiriendo la implementación de políticas más distributivas, ya que la desigualdad excesiva es un freno para el crecimiento sostenible.
Hoy en día, las mujeres representan más del 40% de la fuerza de trabajo mundial, y si bien en América Latina y el Caribe se ha incrementado esta participación laboral, en otras regiones se ha registrado un notable descenso o estancamiento. Se describe que en promedio, las mujeres dedican el doble de tiempo que los hombres a tareas domésticas y cuatro veces más al cuidado de la familia. Esta situación no hace más que favorecer y arraigar las diferencias de género en una sociedad y promover el trabajo a tiempo parcial, el que sigue siendo predominantemente femenino.
En lo que respecta a la disparidad salarial, en algunos países de la OCDE estas diferencias alcanzan hasta 30% de la brecha e incrementa en el período de edad fértil de la mujer, donde la maternidad es penalizada con una pérdida salarial importante. Así, además de velar por la igualdad de oportunidades y de salario, la separación de la fuerza de trabajo en función del sexo es un desafío para los Estados, de tal forma de visibilizar la seguridad y salud laboral de las mujeres, así como velar por sus aspectos sexuales y reproductivos.
Si hay un punto en común en todas las regiones, inclusive en las más desarrolladas, es la baja representación femenina en los altos cargos y en el empresariado. En la Unión Europea, sólo 25% de las empresas que emplean personal son de propiedad de mujeres y sólo 20% de las bancas en los parlamentos nacionales están ocupadas por mujeres. De ahí, que es un hito histórico, asociado al progreso y desarrollo de una sociedad, la participación política que ha alcanzado la mujer desde que obtuvo su derecho a voto y que en este 2018 se cumplirá el centenario del sufragio para la mujer.
En aspectos de salud, la inequidad se presenta desde la valoración de la enfermedad, prescripción de fármacos como el caso de las benzodiacepinas donde se prescriben más en ellas que ellos, acceso a prestaciones de salud donde mujeres en edad reproductiva deban pagar programas más caros en la salud Chile, hasta diferencias en las trabajadoras o prestadoras de los servicios de salud, donde las mujeres que se encargan de cuidar a otras personas en el sistema de salud tienen menores probabilidades de ocupar cargos decisorios y tienden más a quedar desempleadas que sus colegas varones.
De ahí que dentro de las recomendaciones de la Organización Panamericana de la Salud sobre inequidad de género en la salud, se sugiere entre otros: procurar que se recopilen datos desglosados por sexo en proyectos de investigación como en sistemas de datos más grandes a nivel nacional, que se incluya un número apropiado de mujeres en los ensayos clínicos y otros estudios sanitarios, y analizar los datos con herramientas y métodos sensibles a la dimensión de género.
Hoy la mujer es protagonista de grandes cambios, lo que le ha permitido un sostenido y creciente empoderamiento de su género pero, hay mucho que avanzar en políticas públicas, legislativas y educativas.