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Dietas y exceso de ejercicio impactan en la salud femenina
La baja disponibilidad sostenida de energía puede afectar la salud causando complicaciones médicas dentro del sistema nervioso esquelético, endocrino, cardiovascular, reproductivo y central.
Miércoles 7 de febrero de 2018
Hacer dieta y realizar ejercicio son parte de la rutina de muchas mujeres para conservar su peso y aspectos estéticos de su cuerpo. Nuestro organismo debe satisfacer requerimientos metabólicos esenciales a través de los alimentos: sintetizar todos los componentes que las células necesitan, proteger el medio interno de toxinas y adaptarse a las condiciones del medio extremo. Transformamos los componentes de la dieta en oxidación, almacenamiento y la movilización de moléculas energéticas, por tanto, lo que debe mantenerse en equilibrio ante la ingesta de alimentos y desarrollo de ejercicios es la disponibilidad de combustible metabólico. No el peso ni la presencia de adiposidad, como se puede pensar.
Varios estudios han demostrado que la actividad física mejora factores de riesgo cardiovascular, el perfil hormonal y la función reproductiva. Pero el exceso de ejercicio se relaciona con considerables consecuencias negativas en todo el cuerpo. Las disfunciones llamadas “triada de atletas femeninas”, ya que fue en deportistas en quienes se diagnosticaron los primeros cuadros, incluyen amenorrea, osteoporosis y trastornos alimenticios. Esta triada presenta riesgos graves para la salud, a corto y largo plazo.
La baja disponibilidad sostenida de energía puede afectar la salud causando complicaciones médicas dentro del sistema nervioso esquelético, endocrino, cardiovascular, reproductivo y central.
Por otra parte, las secuelas clínicas de dietas continuas pueden estar asociadas o conllevar aspectos psicológicos que deben ser dilucidados en la mujer, ya que pueden estar enmascarando cuadros de bulimia o de anorexia nerviosa (AN). Hasta 90% de los trastomos alimentarios presentes antes de los 25 años pueden presentarse con disfunciones o alteraciones menstruales.
Si las alteraciones alimenticias se presentan precozmente pueden afectar el desarrollo puberal, retrasando la aparición de la primera menstruación denominado amenorrea primaria y afectando una pérdida potencial de estatura de la niña.
Si un cuadro de AN se presenta iniciado el período fértil de la mujer, lo más común es que comiencen irregularidades en los ciclos menstruales hasta llegar a lo más severo, la pérdida de 20% de peso y se puede desencadenar una amenorrea secundaria, que es una desaparición de las menstruaciones por más de seis meses. En estos casos, la baja en la densidad mineral ósea, principalmente de calcio y calidad de los huesos, es un riesgo establecido en los cuadros de AN. Hasta la mitad de las mujeres con 20 meses de amenorrea presentan esta osteopenia y de 14 a 38% desarrollan osteoporosis en cuadros de ausencia de menstruaciones de dos años.
La pérdida ósea como consecuencia de la deficiencia de estrógenos puede ser grave, de larga duración y con una capacidad reducida para la recuperación. Por ende, estas alteraciones óseas, indudablemente afectan la calidad de vida de la mujer, con énfasis en el curso de las gestaciones y el climaterio.
Así como las mujeres con sobrepeso y obesidad requieren asesoramiento para mejorar trastornos menstruales y alteraciones o disfunciones endocrinas lo requieren aquellas que presentan comportamientos alimentarios no saludables por déficit.
También se debe educar a profesionales que apoyan el acondicionamiento físico para que estén atentos a cuadros de triadas de atletas femeninas con el fin de otorgar orientación y asesoramiento oportuno.