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Definiciones y dimensiones de la pobreza
Estamos próximos a conocer, finalmente, los resultados de la encuesta Casen 2013, que es la mejor base de datos para evaluar diferentes aspectos sociales y económicos de nuestra población y plantear políticas públicas al respecto.
Viernes 9 de enero de 2015
Recientemente, la ministra de Desarrollo Social señaló que se entregarán resultados sobre pobreza usando tres conjuntos de indicadores: uno utiliza la medición tradicional, lo que permite comparaciones en el tiempo, que define una línea de pobreza como el doble de lo necesario para adquirir una canasta de alimentos. Otro, considera una línea de pobreza más alta, modificando la canasta de bienes; y un tercero, basado en un enfoque multidimensional, e incorporan aspectos de educación, salud, trabajo, seguridad, social y vivienda. Con estos indicadores, además, se podría analizar la vulnerabilidad que afecta a los hogares del país, con las dimensiones ya indicadas.
Desde hace alrededor de 40 años, se han desarrollado distintas metodologías para definir la condición de pobreza, agregando elementos más allá del bienestar material, como son mediciones de felicidad o bienestar subjetivo. Por ejemplo, la principal línea de pobreza utilizada por la OCDE, es un nivel de ingreso calculado como un porcentaje del ingreso promedio de los hogares. Todas estas mediciones, por supuesto, son arbitrarias, ya que dependen de una definición social y cultural y, por lo tanto, histórica sobre lo que se considera ser pobre; claramente hoy en Chile, dado el fuerte crecimiento en el nivel de ingresos de todos los sectores , se ha elevado el nivel que consideramos mínimo para definir pobreza.
Existen diversos proyectos internacionales que hacen análisis respecto del cambio en el nivel de ingreso que define pobreza, así como sobre la importancia relativa asignada a distintos factores o dimensiones. Dos de los más conocidos son la Iniciativa de Pobreza y Desarrollo Humano de la Universidad de Oxford, y el Better Life Index de la OCDE.
Una parte muy importante de los indicadores de esas dimensiones presenta una alta correlación con el nivel de ingresos. Eso no significa que mirado desde el punto de vista del bienestar no sean importantes, pero sí apunta a que es absolutamente erróneo plantear que el ingreso monetario importa poco para identificar a quienes son pobres. En términos concretos, las familias que poseen ingresos más bajos, tienen menor escolaridad, empleos más precarios y peor atención de salud, entre otras cosas. Diversos estudios en el mundo han demostrado que dentro de un país, la esperanza de vida al nacer es más baja en los hogares de menores ingresos, versus la de los sectores más acomodados, con diferencias en torno a los 3 y 4 años.
No obstante lo anterior, también es reduccionista afirmar que lo único que importa es el dinero que percibe una familia. Una dimensión crítica es la vulnerabilidad, que sería la capacidad de las personas para satisfacer sus necesidades básicas, lo que es captado por el llamado ingreso autónomo de los hogares. Las necesidades básicas, como nutrición, agua potable, educación y vivienda, reflejan un estándar que va cambiando en el tiempo, y esto afecta tanto la percepción de las personas sobre su situación como las definiciones de políticas públicas.
Sin duda, la Casen 2013 arrojará una tasa y un número menor de pobres comparada con años anteriores. Usando las otras definiciones tendremos tasas altas, que generarán sorpresas y titulares. Eso no significa que estemos peor que antes, sino que incorporamos un hecho: la definición misma de pobreza va cambiando en el tiempo.