Por qué no basta con eliminar el copago

La desigualdad al inicio, por estar dispuesto o tener las posibilidades de gastar en educación se va a mantener, aunque se elimine el copago, algo que va en contra justamente de uno de los objetivos principales del programa de este gobierno

Viernes 20 de mayo de 2016

Por qué no basta con eliminar el copago
escrito por

Hugo Lavados, rector USS

Uno de los pilares de la Reforma Educacional es la eliminación del copago; esto se hizo por la vía de prohibir que los establecimientos privados subvencionados cobraran además, una cuota a los apoderados. Esta política pretendía terminar con la discriminación y desigualdad que se produce por la necesidad de tener los recursos para el copago. Aun cuando no se ha implementado por completo dicha medida, es posible señalar algunos cambios que puede traer al interior del sistema escolar y en el llamado extra sistema.

El copago es un esfuerzo económico que realizan las familias, por dos motivos fundamentales: primero, porque prefieren un contexto escolar con jóvenes de familias semejantes, en cuanto al nivel socioeconómico, cultural, y en un casi indefinible conjunto de conductas que finalmente definen el “ambiente”. Al respecto, podemos señalar que faltan políticas públicas activas que mejoren la calidad y el clima de convivencia existente en todas las escuelas.

Una segunda razón tiene que ver con buscar un diferencial de calidad en los resultados del proceso educativo, a veces expresado como poder acceder a un colegio de excelencia académica. El interés por ingresar a esos establecimientos tiene que ver con la mayor probabilidad de entrar a la universidad con un buen puntaje en la PSU.

Luego de la implementación de estos cambios que trae la Reforma, las familias mantendrán los mismos propósitos que tenían, y van a continuar dispuestas a hacer gastos para mejorar los indicadores de resultados educacionales de sus hijos. Este hecho genera lo que en otros contextos se ha denominado la segunda escuela, que en esencia consiste en que en paralelo a la jornada escolar, por supuesto en horas adicionales, los estudiantes asisten a otro establecimiento, por ejemplo preuniversitarios.

 En los niveles anteriores de básica y media, existe un fuerte incentivo para institucionalizar las tradicionales clases particulares, por ejemplo, y existen organismos que ofrecen programas cuyo objetivo es mejorar el promedio de notas de educación media. Lo anterior está directamente vinculado a la mayor importancia que ha ido adquiriendo el promedio de notas, el NEM, para el proceso de admisión a las universidades, junto a la posición dentro de su curso.

Esto indica la importancia de aspectos que no siempre son considerados en estas reformas, esto es, la relevancia que los incentivos tienen para el comportamiento de las personas. Mirado desde el otro lado, si una política pública no considera esas conductas, es posible que no tenga los resultados esperados. En este caso, si no mejora la calidad de los establecimientos, lo más probable es que las familias institucionalicen el concepto de la escuela paralela.

En otros términos, la desigualdad al inicio, por estar dispuesto o tener las posibilidades de gastar en educación se va a mantener, aunque se elimine el copago, algo que va en contra justamente de uno de los objetivos principales del programa de este gobierno.

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