- Usted está en:
- Portada / Columnas de Opinión / Javiera Hernández
Rol de los padres en la educación de sus hijos
En la edad y en el contexto que sea, los padres deben educar transmitiendo valores, comportamientos genuinos, aceptando la diversidad y por sobre todo marchando al ritmo individual que posee cada estudiante.
Martes 22 de agosto de 2017
Que los padres se incorporen a la educación de sus hijos, sin duda es positivo para el proceso de aprendizaje. Los padres no solo pueden transmitir conocimientos y enseñar nuevas metodologías para aprender, sino que tienen la posibilidad de educar con amor.
Diversos estudios han llegado a la conclusión de que un escenario de aprendizaje es más efectivo cuando se transmite en un clima donde prevalece la afectividad. Esto implica dar contención, confianza y protección frente al contexto académico. Sentir apoyo de los padres, entonces, es crucial para el desarrollo de las potencialidades de los hijos, alimentar expectativas de aprendizaje y sentirse capaz de realizar nuevas tareas o desafíos.
Siendo éste el contexto más óptimo para el aprendizaje, el rol de los padres en la educación es primordial y necesario, no solo por el apoyo que pueden transmitir, sino también para hacer sentir al estudiante que no está solo en este proceso. Pero, ¿cómo llevar a la práctica esta sinergia entre estudiantes y padres sin coartar la autonomía? Teóricamente puede resultar fácil de abordar, puesto que puede bastar con una buena planificación, establecer horarios para el estudio y ser espectador de lo que sucede entre el estudiante y la academia haciendo seguimiento de notas, conducta, etcétera.
No obstante, con esto no es suficiente. Los padres deben sentirse parte del proceso de aprendizaje y dedicar tiempo a ello. Si se trata de niños, deben incorporar el hábito de estudio, lo cual guarda su complejidad ya que para instalarlo hay que pasar de un ciento por ciento de supervisión y acompañamiento, a ir dosificando la responsabilidad compartida hasta que el estudiante se autorregule y el hábito de estudio sea parte del escenario cotidiano de un alumno.
Por otro lado, si nos enfrentamos a un adolescente, no queda más que ofrecer la ayuda, entregar apoyo y por sobre todo, dar contención emocional a los conflictos internos que enfrenta escuchando con mucha asertividad. En la edad y en el contexto que sea, los padres deben educar transmitiendo valores, comportamientos genuinos, aceptando la diversidad y por sobre todo marchando al ritmo individual que posee cada estudiante. Debemos entender que el aprender no solo es memorizar conocimientos nuevos, sino adquirir una experiencia nueva, conocer habilidades y movilizar competencias genéricas que el estudiante visualiza en este camino.
Esto solo se logra en un contexto donde el motor sea la interacción pro-aprendizaje, lo que implica construir climas armónicos y de mutua colaboración.