VIH y adultos mayores: ¿tabú en las políticas de prevención?

El número de personas de 60 y más años que viven con VIH/SIDA está creciendo en el mundo. Esto se debe en parte a que el tratamiento para esta enfermedad ha posibilitado que las personas tengan una mayor sobrevida.

Viernes 8 de enero de 2016

VIH y adultos mayores: ¿tabú en las políticas de prevención?
escrito por

Jean Gajardo, investigador IPSUSS

El número de personas de 60 y más años que viven con VIH/SIDA está creciendo en el mundo. Esto se debe en parte a que el tratamiento para esta enfermedad ha posibilitado que las personas tengan una mayor sobrevida, en el escenario del envejecimiento poblacional que el mundo continúa experimentando.

Por ejemplo, según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, las personas de 55 años y más representan cerca de un cuarto de las personas que viven actualmente con VIH. Muchas de ellas han sido diagnosticadas antes, no obstante, el número de personas que sufre de contagio luego de los 65 años ha aumentado.

Si bien en Chile los jóvenes continúan concentrando el grupo con mayores nuevos casos,  vale la pena observar las implicancias de las actuales políticas para la prevención de contagio de VIH. ¿Se hace visibles a las personas en la adultez media y mayor? ¿Qué particularidades presentan estos grupos etarios en relación a su riesgo de contraer VIH u otras infecciones de transmisión sexual (ITS)?

Las personas mayores pueden tener los mismos factores o condiciones de riesgo que las poblaciones más jóvenes, pero pueden no tener conciencia de dicho riesgo. De esta manera, los casos de personas mayores con VIH aumentan cada año, por  los siguientes motivos:

 - La creciente disponibilidad de farmacoterapia que facilita las relaciones sexuales, en términos de función genital tanto para mujeres como hombres.

 - Si bien visitan al doctor con mayor frecuencia, las personas mayores suelen hablar menos sobre su vida sexual o sobre uso de drogas.

- Los equipos de salud preguntan menos sobre estos temas a sus pacientes en la adultez media y en la adultez mayor.

 - Los equipos de salud usualmente no solicitan el testeo del estado de VIH a personas  mayores, y las personas mayores pueden confundir síntomas de VIH como parte de una alteración de salud que atribuyen al envejecimiento normal.

  - Las personas mayores pueden tener menos conciencia de sus riesgos de infección que las personas jóvenes, creyendo que el VIH no es un riesgo para sus pares etarios.

 - En comparación con poblaciones más jóvenes, las personas mayores tienen menores niveles de conocimiento sobre ITS y VIH/SIDA. Por ende, pueden no comprender la importancia del uso de preservativo y de realizarse testeo de detección de VIH y otras ITS.

 - Persisten estereotipos que representan la vejez como una etapa asexual y sin riesgos comparables a la juventud. Lo que determina que las personas mayores sean excluidas de las políticas de educación y prevención en salud sexual.

 - En el caso de personas mayores que viven con VIH, existen desafíos particulares en la prevención de otras enfermedades, ya que pueden tener mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, osteoporosis, y ciertos cánceres. De igual modo, las personas mayores reciben su diagnóstico más tarde que la población más joven, lo que significa que el tratamiento se inicia cuando la enfermedad ha causado mayor daño.

La sexualidad en la vejez constituye con frecuencia un tema oculto a partir de las ideas de deterioro e inactividad con las que esta etapa del curso de vida se relaciona. El escenario epidemiológico del envejecimiento nos desafía a eliminar los tabú y observar abiertamente importantes problemas emergentes de salud pública.

 

 

 

 

 

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