Mi hijo quedó repitiendo: ¿una crisis familiar?

En términos concretos, el autoconcepto se conforma a través de la imagen que tenemos de nosotros mismos, la cual está influida por mis propios juicios acerca de mi competencia como de los juicios que otros hacen sobre ella.

Viernes 4 de diciembre de 2015

Mi hijo quedó repitiendo: ¿una crisis familiar?
escrito por

Lisette Bazignan, Psicóloga y docente Facultad de Psicología, Universidad San Sebastián

Llega el fin del año escolar y surge la temida posibilidad de repetir de curso. Para los padres, esto trae sentimientos de rabia, frustración y muchas veces vergüenza, esto último asociado a la gran carga social que tiene que un hijo repita, es decir, está socialmente difundido que los niños repitentes son flojos.

No obstante, esto no es siempre así, ya que un sinnúmero de variables puede influir para que un niño repita. Por una parte, es real que hay pequeños que tardan un poco más en madurar funciones psicológicas que son importantes para la adquisición de los aprendizajes y por lo cual se toma la decisión de esperar.

También tenemos estudiantes que presentan una necesidad educativa particular y requieren de apoyo durante el año, apoyo que deben brindar los centros educativos que se declaran inclusivos, sobre todo aquellos adscritos al decreto de integración.

Así, si un alumno tiene déficit atencional lo cual no implica una dificultad intelectual, por el contrario son bastante inteligentes, pero que debido a su dificultad para concentrarse y monitorear su propio aprendizaje se encuentran en riesgo de mal rendimiento y repitencia, el colegio que se declara inclusivo debe prestarle apoyos durante el año a fin de no llegar al extremo de la repitencia.

Es importante considerar que el trabajo se debe realizar en conjunto, es decir, la escuela requiere el apoyo de los padres en todo momento para superar la situación, pues se trata de un trabajo mancomunado. Existen también casos de adolescentes desmotivados con la escuela y que, por lo tanto, requieren durante el año de ayuda para superar esta situación. Tal como vemos existe un sinfín de causas.

Ahora bien, cuando esto sucede es un gran impacto para la familia y también, dependiendo de las causas de la situación, se deben evaluar las repercusiones que tiene en el niño. Se debe cautelar que dichas repercusiones no alteren su sentido de autoestima o autoconcepto académico, ya que esto podría profundizar la crisis, la motivación y el sentido de autoeficacia escolar, poniendo en riesgo su salud psicológica y aumentando las probabilidades de mal rendimiento académico futuro.

En términos concretos, el autoconcepto se conforma a través de la imagen que tenemos de nosotros mismos, la cual está influida por mis propios juicios acerca de mi competencia como de los juicios que otros hacen sobre ella. Entonces, si desde la escuela y la casa se le dice al niño que es flojo, corremos el riesgo de que su imagen se vea deteriorada afectando sus sentimientos acerca de su propio valor y, por ende, disminuye la percepción de autoeficacia en el ámbito académico.

Finalmente es relevante destacar que esta es una oportunidad para la reflexión familiar y rescatar todo lo que hay que mejorar, pero también lo que se hizo bien durante el año ya que, aunque la repitencia supone una crisis familiar, es una oportunidad de afrontarla adecuadamente y así fortalecer los lazos de apoyo y cariño.

 

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