- Usted está en:
- Portada / Columnas de Opinión / Lisette Bazignan
Rol de la familia frente al bullying
Ya que muchas veces los niños no mencionan que están siendo acosados, es importante que los padres estén atentos a ciertas señales como: temor a asistir a la escuela que aparece de un momento a otro, pesadillas, disminución del apetito, llanto, ansiedad, el uniforme escolar roto al igual que otros útiles escolares...
Viernes 14 de agosto de 2015
Bullying es un término que se ha difundido ampliamente en el mundo educativo y que muchas veces es mal utilizado, ya que se confunde con cualquier agresión de la que sea objeto un niño o niña en la escuela. Al respecto es importante que los padres sepan que sólo podemos hablar de bullying en aquellos casos en que existe una relación de abuso entre pares, lo cual implica que uno o más individuos se imponen sobre otro usando su poder, sea físico, psicológico emocional o social.
El bullying debe cumplir al menos cuatro características: primero que se da entre pares, en este sentido si un profesor trata mal a un niño no hablamos de bullying; lo segundo, como ya hemos mencionado, se trata de una situación donde existe un desequilibrio de poder; no se trata de una situación aislada sino que se mantiene en el tiempo y, por último, la víctima no tiene muchas posibilidades de salir de la situación.
Una vez clarificado el término, parece importante mencionar que, aunque los casos son múltiples con diferentes tipos de víctimas, ciertas características pudiesen hacer que algunos niños sean más propensos a sufrir bullying. Se trata de niños inseguros, con altos niveles de ansiedad, baja autoestima y sumisos. En términos familiares aquellos niños que han sido sobreprotegidos por sus padres y con un bajo grado de independencia y autonomía, por lo cual habitualmente dependen de otros para resolver sus problemas, son más propensos a desarrollar estas características de personalidad.
Ya que muchas veces los niños no mencionan que están siendo acosados, es importante que los padres estén atentos a ciertas señales como: temor a asistir a la escuela que aparece de un momento a otro, pesadillas, disminución del apetito, llanto, ansiedad, el uniforme escolar roto al igual que otros útiles escolares o en ocasiones comienzan a pedir más dinero de lo habitual con el fin de pagar sobornos. Es trascendental que en el caso de que los padres descubran que su hijo o hija está siendo víctima de acoso abran un canal de comunicación y contención en el que por ningún motivo se debe minimizar la situación diciendo al niño que ya va a pasar y tampoco instarlo a que se muestre agresivo o tome venganza. La mejor actitud que pueden asumir los padres es mostrarse determinados y tranquilos e ir de inmediato al colegio para informar la situación. Si perciben que su hijo tiene un alto grado de ansiedad y temor, la mejor alternativa es consultar con un psicólogo.
Por último, es importante que los adultos y sobre todo los padres intervengan en las situaciones de bullying, de lo contrario el daño puede ser muy profundo y afectar el desarrollo social y emocional futuro del niño o niña, así como su rendimiento académico. Se ha visto que los mejores resultados se alcanzan cuando padres y profesores trabajan en colaboración en pos de un clima escolar libre de violencia y propicio para el desarrollo y el aprendizaje.