Diversas opiniones han surgido tras conocerse la noticia de una recién nacida que fue separada de su madre, luego de que ésta reconociera haber consumido marihuana con fines medicinales poco tiempo antes del parto. Esta medida habría sido tomada considerando el riesgo de salud de la recién nacida.

Esto nos hace preguntarnos ¿En qué línea se orienta la evidencia científica disponible acerca del consumo de marihuana durante la gestación y lactancia?

La evidencia científica no es decidora. En primer lugar es importante señalar que en un gran número de reportes se analiza en conjunto el consumo de drogas lícitas e ilícitas y no por separado. En segundo lugar, existen publicaciones que señalan por ejemplo, que no está demostrado que el consumo de esta sustancia provoque malformaciones congénitas, otras en cambio señalan que en mujeres gestantes consumidoras de más de 5 cigarrillos de marihuana por semana (consumo crónico) sus recién nacidos presentaron temblores y alteraciones en los reflejos oculares entre el 2º y 4 º día de vida.

Sin embargo, estos efectos desaparecerían a los 30 días del nacimiento. Otros reportes que relacionan el uso de marihuana durante la gestación con restricción del crecimiento intrauterino y recién nacidos con bajo peso al nacer producto de una disminución en la perfusión úteroplacentaria que explicaría la reducción de aportes nutritivos al feto con la consiguiente restricción del crecimiento. Respecto del uso ocasional de marihuana, no existe evidencia de que su consumo provoque efectos negativos en la salud del recién nacido.

Acerca de los riesgos o beneficios de la suspensión de la lactancia materna en pacientes consumidoras de marihuana, se sabe que el THC principal metabolito activo de la marihuana se puede encontrar en la leche materna, orina y heces del recién nacido varias semanas después, sin embargo las concentraciones encontradas dependerán de las cantidades y tiempo de consumo. Por otra parte, sabemos que el contacto temprano de la madre con su recién nacido tiene efectos beneficiosos sobre diversos parámetros como la regulación de la temperatura corporal del recién nacido, maduración de su sistema respiratorio y de la frecuencia e intensidad del llanto. La madre, en tanto, puede conocer y responder de manera eficiente a las necesidades de su hijo, favoreciendo el vínculo afectivo entre ambos.

Por todo lo mencionado anteriormente, es de suma importancia analizar y evaluar el contexto de cada caso particular, favoreciendo siempre el apego y contacto precoz del recién nacido con su madre.