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Tecnología y comunicación: es más fácil culpar al “empedrado”
Sería todo un logro para una familia pasar la hora de almuerzo sin que ninguno de sus integrantes se levante de la mesa para contestar un whatsapp, un correo electrónico o una publicación en Facebook, asumiendo que no tengan el smarphone en la mesa...
Viernes 22 de mayo de 2015
Hoy son pocos los niños que no manejan algún dispositivo tecnológico, pasando varias horas del día dedicados a revisar sus celulares, tablet o computadores. Sin embargo, también los adultos, durante sus espacios de reunión, los utilizan. Es así como sería todo un logro para una familia pasar la hora de almuerzo sin que ninguno de sus integrantes se levante de la mesa para contestar un whatsapp, un correo electrónico o una publicación en Facebook, asumiendo que no tengan el smarphone en la mesa.
Ante situaciones como esta la primera crítica que aparece es el rol que juega la tecnología respecto de la comunicación familiar, y como los diversos avances tecnológicos y la accesibilidad a éstos, afectan la unión familiar. No obstante, antes de culpar a estos artefactos, resulta importante analizar realmente la forma en que pueden afectar el proceso comunicacional dentro de un sistema familiar.
Está bien descrito por la literatura que cuando un factor externo tiene la fuerza suficiente para alterar una acción personal se debe, en gran medida, a la falta de fuerza de la acción personal, más que a la fortaleza del evento externo. En términos simples esto implica que siempre será más fácil culpar al "empedrado".
Dentro del sistema familia ocurrirá algo similar, ya que frente a diversas problemáticas, resultará más fácil responsabilizar a factores externos, los cuales, al no depender completamente de nosotros, implicarán la incapacidad para hacernos cargos de ellos. Por el contrario, cuando se asume que la responsabilidad depende de uno, implicará hacernos cargo de la situación, ejecutando un trabajo más largo y complejo, en el cual será necesario analizar en qué punto del proceso nos equivocamos y cuáles son las acciones correctivas que debemos ejecutar para solucionarlo.
Cuando hablamos de dificultades comunicacionales dentro de la familia, el smarphone pareciera ser la fuerza externa que interviene en el proceso, y de hecho, si volvemos el tiempo hacia atrás, ese factor externo pareciera repetirse como una justificación de las dificultades comunicacionales, ya que por ejemplo antes ese padre no contestaba el mail, sino que leía el periódico al lado de los hijos que permanecían por horas callados, inmutables, frente a la televisión.
El cuestionamiento final sería, entonces, ¿estamos responsabilizándonos de lo que en términos comunicacionales pasa dentro de nuestras familias? Pareciera ser que, en ocasiones, resulta muchas más fácil responsabilizar al "empedrado".