Confianza y amor para prevenir el consumo de drogas

Durante la adolescencia temprana (los jóvenes) comienzan a perder la confianza en el mundo adulto especialmente en su papel de cuidar que el desarrollo transcurra en las mejores condiciones de apego y calidez, dando paso, entonces, a la aparición de sentimientos de rabia y venganza hacia quienes se supone los cuidan y aman...

Lunes 13 de abril de 2015

Confianza y amor para prevenir el consumo de drogas
escrito por

Roberto Sepúlveda, académico Fac. Psicología USS

El consumo problemático de drogas en la adolescencia representa un problema social de insospechadas consecuencias. En días previos nos hemos enterado por las noticias de la muerte de adolescentes a causa del uso indiscriminado de variadas drogas consideradas ilegales dentro de nuestro marco jurídico.

Esta conducta de riesgo tanto para la salud mental como física, no depende necesariamente de las condiciones socioeconómicas, sino más bien de un conjunto de factores psicosociales y culturales. Por esto es necesario señalar algunas posibles explicaciones como también aspectos preventivos para evitar que situaciones como las señaladas vuelvan a ocurrir provocando tanto dolor a las familias.

Existen muchos modelos teóricos que intentan comprender y predecir el desarrollo de los comportamientos adictivos, desde todos los ángulos de las ciencias contemporáneas. En especial aquellos vinculados a las Ciencias Sociales y en particular a la Psicología, plantean que muchas de las dificultades actuales en salud mental, en especial las drogodependencias, tienen su origen en la construcción de los vínculos de amor, sobre todo en el cómo estos son sentidos y/o experimentados al interior de los principales grupos de referencia social de nuestras vidas.

En muchos casos, la construcción temprana de los vínculos, que están sometidos a maltrato, negligencia y abuso en sus más variadas expresiones, suelen construir un individuo dominado por estados afectivos internos marcados por el dolor, la indefensión, impotencia, soledad e incluso la desesperanza, que suelen tener efectos traumáticos sobre la construcción del aparato psicológico, afectando la posibilidad de desarrollar empatía y regulación de las emociones entre otras consecuencias.

De esta forma, durante la adolescencia temprana comienzan a perder la confianza en el mundo adulto especialmente en su papel de cuidar que el desarrollo transcurra en las mejores condiciones de apego y calidez, dando paso, entonces, a la aparición de sentimientos de rabia y venganza hacia quienes se supone los cuidan y aman, situaciones que no suelen ser experimentadas de esta forma por los adolescentes.

La manera de consumir tanto drogas legales y/o ilegales, representa una de las formas de manejo de estas sensaciones, ya que suelen utilizar el consumo para mostrarse a sí mismo que ya no necesitan ser cuidados ni protegidos y que existe, por otra parte, una sustancia que es capaz de entregar mejores sensaciones y cuidados que una caricia de los padres o el reconocimiento de éstos.

El adolescente que, a través de su consumo perjudicial, pudiera llegar a una adicción, se encuentra a menudo en apariencia extremadamente feliz, por haber encontrado estas nuevas sensaciones que son experimentadas como ideales y perfectas. Las angustias del proceso de individuación ahora tienen un aliado infalible, otorgándoles a la sustancia un poder benefactor, es como si durante el consumo se estuviera siempre en un mejor lugar, lejos del mundo y sus frustraciones.

Para cambiar el curso de estos acontecimientos y prevenir el desarrollo de una adicción, siempre es necesario una mayor autoconsciencia sobre quiénes somos como padres y la forma en que estamos enseñando las cosas de la vida. Asimismo, debemos construir relaciones de confianza a partir de las cuales sea cómodo conversar de todo con tranquilidad y sin prejuicios.

 

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