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El recambio de veraneantes y el estrés postvacacional
Uno de los cuadros más recientes identificados en los trabajadores que regresan a laborar luego de vacaciones corresponde al denominado “estrés post vacacional”, que si bien no corresponde a una entidad nosológica (clasificación de enfermedades), sirve como descriptor de un conjunto de síntomas que aquejan a algunas personas (hasta 60% en algunas encuestas).
Jueves 28 de enero de 2016
Uno de los cuadros más recientes identificados en los trabajadores que regresan a laborar luego de vacaciones corresponde al denominado "estrés post vacacional", que si bien no corresponde a una entidad nosológica (clasificación de enfermedades), sirve como descriptor de un conjunto de síntomas que aquejan a algunas personas (hasta 60% en algunas encuestas).
Existen tres grupos de población que son susceptibles de vivir estrés post vacacional, por una parte aquellos trabajadores que han vivido "mobbing" o acoso laboral, un segundo grupo corresponde a trabajadores que tienen dificultades con su trabajo, sea porque éste no es gratificante o porque es inestable. Finalmente un tercer grupo corresponde a aquellos padres de hijos pequeños, esto último dado que durante el año, los niños suelen estar en el colegio o en lugares donde están cuidados.
Durante las vacaciones, en cambio, los niños quedan a cargo de los padres, los que ya venían cansados de su período laboral y que durante las vacaciones son sometidos a un estrés bastante significativo, por lo que a la vuelta de vacaciones, la sensación de descanso es prácticamente mínima y al enfrentarse a un nuevo período laboral se hace más cuesta arriba.
Las principales características que podemos identificar corresponden a:
Síntomas emocionales y cognitivos: tristeza, irritabilidad, apatía, dificultad para concentrarse, ansiedad. Frecuentemente estos síntomas traen consigo cambios conductuales como el aislamiento, el consumo de sustancias (café, tabaco, etcétera).
Síntomas físicos: fatiga, falta de apetito, insomnio, somnolencia, dolores musculares, tensión, nauseas, taquicardias, sensación de ahogo y problemas de estómago, entre otros.
Todos ellos se manifiestan hasta dos semanas post re-ingreso al trabajo. Por sí mismos los síntomas emocionales y físicos mencionados no constituyen una enfermedad, pero han de ponernos alerta frente a la posibilidad de su mantenimiento a largo plazo, pues podría dar lugar a trastornos psicofisiológicos (trastornos con evidencia médica, pero en los que los factores psicológicos tales como nuestras emociones y las conductas influyen en su origen, mantenimiento y recuperación).
Algunas de las recomendaciones, si identifica tempranamente dichos síntomas son:
1. Generar una actitud positiva: Debemos pensar que no todo es negativo, ya que al volver al trabajo, nos volvemos a reencontrar con nuestros compañeros/as, y nos permite establecer nuestros proyectos y relaciones.
2. Graduar la intensidad del trabajo: Lo mejor es realizar trabajos de poca intensidad los primeros días al volver al trabajo.
3. Practicar ejercicio físico: Es fundamental no solo para disfrutar de una buena salud y vivir una vida mucho más saludable. También es útil para evitar el estrés postvacacional, ya que aumenta y mejora nuestro estado de ánimo, sobretodo practicado por la mañana.
Finalmente, es importante considerar prepararnos para la adaptación a la rutina y las exigencias del año, como parte de la responsabilidad personal hacia nosotros mismos...para tener unas vacaciones realmente desconectados del mundo laboral, como de preparar nuestro re-integro a dicho mundo.