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Valorar y cuidar a nuestros mayores
En esta etapa, en que los adultos suelen verse enfrentados a problemas de salud, carencias económicas y a la partida de personas significativas como la pareja y los amigos, resulta fundamental disponer de apoyo afectivo, de redes que den sostén en los momentos duros.
Lunes 11 de diciembre de 2017
A pesar de los cambios demográficos experimentados en el país en el último tiempo con un aumento sostenido de la población mayor de 60 años, todavía se percibe una mirada negativa hacia la vejez.Considerada una etapa de declive en que disminuyen las capacidades y aumentan las dolencias, no hemos sido capaces de dimensionar la contribución que aún pueden hacer aquellos que ya han superado las seis o siete décadas e incluso los muchos octogenarios que siguen teniendo una vida activa.
En una sociedad en que se valora sobremanera la juventud vinculada a la belleza, salud y energía, a las personas mayores se les niega la oportunidad de aportar desde su experiencia, conocimientos y competencias. Una realidad que debe cambiar no sólo porque estamos perdiendo una valiosa fuente de sabiduría, sino además porque paulatinamente aumentarán su porcentaje de participación en la población general.
En el 2002 por cada 100 niños menores de 15 años había 40,9 personas mayores de 60. Se estima que en el 2020 la proporción será de 87,84 adultos mayores por cien niños.
De acuerdo a cifras de la OMS, Chile tiene la mayor esperanza de vida media en América Latina con 80,5 años sólo superado por Canadá (82,2 años) en el continente. Según proyecciones del INE, al 2020 habrá tres millones 271 mil personas mayores de 60 años en Chile, lo que corresponderá al 17,3% del total de la población. En el año 2002 ese porcentaje era de un 10,8%. Más llamativo es considerar que en el 2002 por cada 100 niños menores de 15 años había 40,9 personas mayores de 60. Se estima que en el 2020 la proporción será de 87,84 adultos mayores por cien niños.
Este nuevo escenario implica múltiples desafíos tanto para los adultos mayores y sus familias como para la sociedad en su conjunto. Un aspecto fundamental es implementar políticas públicas que contribuyan al bienestar físico y mental de la población envejecida. En este aspecto resulta prioritario promover hábitos de vida saludable en este segmento. Es así que mejorar la alimentación, evitar el consumo de tabaco, la ingesta abusiva de alcohol y en especial fomentar la actividad física son conductas que permitirán vivir las últimas décadas en plenitud.
Debemos como sociedad, por un lado, dar relevancia a la importancia del aporte que puede hacer este grupo etario sin minimizar sus capacidades y, por otro, cautelar que cuenten con la cercanía de sus seres queridos.
No obstante, ocuparse de la salud física no basta. Es imprescindible velar por bienestar psicológico y emocional de este grupo etario. En ese ámbito se debe tener en cuenta una triste realidad puesta en evidencia en un estudio realizado por académicos de la Universidad Católica. La investigación arrojó que las personas mayores tienen la mayor tasa de suicidio en Chile registrándose 13,6 casos por cada cien mil habitantes.
Las causas para llegar a una decisión tan dramática son diversas, pero sin duda la soledad y la falta de redes influyen. En esta etapa, en que los adultos suelen verse enfrentados a problemas de salud, carencias económicas y a la partida de personas significativas como la pareja y los amigos, resulta fundamental disponer de apoyo afectivo, de redes que den sostén en los momentos duros.
Debemos como sociedad, por un lado, dar relevancia a la importancia del aporte que puede hacer este grupo etario sin minimizar sus capacidades y, por otro, cautelar que cuenten con la cercanía de sus seres queridos. Los viejos, que tendrán una vida cada vez más activa, merecen disfrutar sus últimos años y el país, si pretende transformarse en una sociedad justa e inclusiva, no puede discriminar ni olvidar a sus mayores.