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Verano caliente
Este ha sido un verano muy distinto al que hubiéramos esperado. Pero no basta con lamentar las consecuencias de los incendios, sino que es necesario asumir de manera decidida la urgente reforma del Estado.
Martes 14 de febrero de 2017
Este 2017 comenzó de una manera terrible para miles de chilenos que se han visto afectados por incendios que han destruido campos y casas, han dejado damnificados y han generado enormes daños a la economía nacional.A esto se sumaron, en otro plano, las acusaciones recíprocas de ineficacia (del gobierno) o aprovechamiento político (de la oposición).
En Chile, muchas veces, destacamos más los aspectos negativos que las múltiples cosas buenas que existen en nuestra sociedad. Ese hábito ha estado presente nuevamente en las últimas semanas a propósito de los incendios en el sur, para lo cual hay buenos argumentos: que habrían sido provocados, la lentitud en la reacción gubernamental, la falta de unidad en un momento muy adverso. Sin embargo, esta debería ser una oportunidad para destacar también algunos grandes ejemplos positivos.
El primero lo han dado los propios afectados: luchando contra el fuego, protegiendo a sus familias y bienes, ayudando a otros. Y después de ver destruidas incluso sus casas, con la voluntad férrea para salir adelante. Un aplauso para todos ellos.El segundo es el florecimiento inmediato de la solidaridad tradicional de los chilenos, que se pudo apreciar en el notable gesto de una chilena que vive en Estados Unidos, al donar algunas jornadas del Super Tanker, después complementado por otras personas.
A ello se suman la acción decidida de instituciones como Desafío Levantemos Chile, que fundó el recordado Felipe Cubillos y que trabaja para reconstruir las casas quemadas. También el esfuerzo de los canales de televisión y otros medios, que han organizado campañas para ir en ayuda de nuestros compatriotas, y los de miles de voluntarios que están en terreno. Entre ellos destacan especialmente los bomberos de Chile, ejemplo de servicio y generosidad, que ha visto morir a algunos miembros en la lucha contra el fuego.
Este ha sido un verano muy distinto al que hubiéramos esperado. Pero no basta con lamentar las consecuencias de los incendios, sino que es necesario asumir de manera decidida la urgente reforma del Estado. Ojalá que está nueva prueba nos permita aprender y, sobre todo, tomar las decisiones adecuadas para mejorar la respuesta ante futuras desgracias.