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Catedral de Notre Dame, símbolo de Occidente
Con Notre Dame, conceptos como arcos de medio punto, vitrales, contrafuertes, arbotantes, rosetones comenzaron a hacerse familiares entre los artesanos y constructores.
Miércoles 17 de abril de 2019
Para quienes admiramos el desarrollo del arte occidental, duele ser testigos del incendio de la catedral de Notre Dame. A mí particularmente me impactó ver caer su aguja, momento tristemente conmovedor.
Notre Dame (Nuestra Señora) fue una de las primeras catedrales de estilo gótico construidas en occidente. El nombre gótico fue dado siglos después (XVI) para simbolizar el origen supuesto de esta arquitectura: de los godos, o más bien, de sus descendientes. En específico, esta magna obra se construyó a instancias del obispo Maurice de Sully (1105-1196) entre los años 1163 y 1345, si bien se estima que hacia 1260 ya estaba terminada en su mayor parte.
Testigo de numerosos hitos de la historia de Francia, su simbolismo sobrepasa los límites del hexágono galo, debido a que con ella se inicia el desafío de aplicar conocimientos más allá de lo que hasta entonces entregaba el arte románico, más sencillo. Con el gótico, las técnicas de construcción se complejizaron a un nivel desconocido desde la caída del Imperio Romano de Occidente (476 d. C.).
Esperamos que la reconstrucción de este templo nos vuelva a servir de ejemplo de las capacidades que hemos desarrollado como sociedad desde aquellos lejanos años del siglo XII.
Con Notre Dame conceptos como arcos de medio punto, vitrales, contrafuertes, arbotantes, rosetones, etc., comenzaron a hacerse familiares entre los artesanos y constructores que, dándose cuenta de su exclusiva especialidad y del nivel de conocimientos necesarios para poder concretar este tipo de obras, fundaron los primeros gremios, donde se formaban los maestros (magister) constructores. No era raro, entonces, que a su alero se consolidara la Universidad de París (fundada en 1150), y que sus mismos profesores hayan contribuido con su conocimiento a construir dicho templo.
La grandilocuencia de Notre Dame, por siglos el edificio más alto de París, se debía al concepto que se elaboró de una obra de arte dedicada a Dios: debía ser el más magnífico edificio, visible desde toda el área del río Sena. Sus 96 metros de altura (todo un record de la época), contando la aguja que vimos caer envuelta en llamas, validaron su importancia. Fue un modelo a seguir en cuanto este tipo de construcciones.
Es parte del llamado arte gótico francés, de la etapa preclásica, por lo que sirvió de modelo a las catedrales construidas en las etapas posteriores, tales como el alto gótico, el radiante, y el flamígero, que culmina hacia 1350. Siendo parte de este tipo de arte primigenio, se transformó en modelo a seguir. Por eso duele que el incendio haya destruido todo un símbolo del arte cristiano occidental.
Notre Dame ya no era propiedad de Francia como hito artístico y arquitectónico, en 1991 la Unesco la había declarado como Patrimonio de la Humanidad, la misma que hoy lamenta un incendio que es terrible, pero no irreparable. Esperamos que la reconstrucción de este templo nos vuelva a servir de ejemplo de las capacidades que hemos desarrollado como sociedad desde aquellos lejanos años del siglo XII en que se puso la primera piedra de este monumento viviente. ¡Force parisienne, Notre Dame va refaire surface!