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El debate sobre la CNA y calidad universitaria
Rector Carlos Williamson se refiere a la propuesta de la Comisión Nacional de Acreditación sobre los “Criterios y Estándares” que regirán en el futuro para la acreditación institucional de calidad del sistema universitario.
Jueves 19 de noviembre de 2020
Encendido debate ha generado la propuesta de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) sobre los “Criterios y Estándares” que regirán en el futuro para la acreditación institucional de calidad del sistema universitario. En el aspecto de fondo, se cuestiona establecer exigencias y parámetros de medición que vulneran severamente la autonomía y la diversidad, principios cuyo reconocimiento deben quedar a resguardo en toda regulación, como se expresa en la Ley sobre Aseguramiento de la Calidad (20.129) y en la Ley de Educación Superior (21.091).
No se puede perder de vista que nuestro país tiene un buen sistema de educación superior, diverso, lo que ha sido una riqueza al ofrecer distintos caminos en el plano formativo y distintas maneras de generar conocimiento útil y pertinente al desarrollo nacional y territorial, y masificado, lo cual ha sido una poderosa palanca de movilidad social y económica para las familias de menores ingresos cuyos hijos egresan de la educación terciaria.
Claro está, sin embargo, que nuestro país debe seguir avanzando en materia de aseguramiento de la calidad. Desde luego, porque la calidad debe ser un atributo fundamental en un sistema que resguarde la fe pública de dar eficaz cumplimiento a la misión y compromisos adquiridos por cada institución. Precisamente, este debe ser el principio rector sobre calidad: que la institución honre su promesa y dé cuenta de los medios y acciones para que ello se cumpla y luego se exponga al escrutinio público para verificaría. Nada de eso se observa en la propuesta de la CNA, que más parece una camisa de fuerza para imponer un solo modelo, en un país donde hay, además, un desigual trato institucional en materia de financiamiento público.
En términos generales, la propuesta desatiende la diversidad de universidades y tiende a fomentar el isomorfismo bajo un concepto de calidad monolítico y predefinido por el nivel de complejidad y el logro de indicadores cuantitativos carentes de respaldo bajo cualquier medida de calidad. A menos que la CNA haga una revisión profunda de la propuesta, cabe temer por una regulación más bien burocrática y centralista, sin foco en el aseguramiento de la calidad, y que pondrá un freno en el desarrollo del sistema universitario chileno.