Universidades y movilidad social
Cada año en esta fecha, la atención de miles de familias chilenas está puesta en el acceso al sistema de educación superior, cuya efectividad se mide por su capacidad de promover la movilidad social.
Cada año en esta fecha, la atención de miles de familias chilenas está puesta en el acceso al sistema de educación superior, cuya efectividad se mide por su capacidad de promover la movilidad social.
El año 2020 será recordado en el mundo universitario chileno como la prueba de fuego del método no tradicional de enseñanza de la educación a distancia.
Se ha dicho que la adjudicación del Instituto de Tecnologías Limpias a un consorcio que ha comprometido un aporte efectivo de US$ 100 millones, para conformar un fondo concursable total de US$ 300 millones, constituye “un desincentivo para el desarrollo científico y tecnológico del país”. Esta afirmación carece de fundamentos por cuanto todas las universidades chilenas podrán participar en las áreas de desarrollo e innovación.
Rector Carlos Williamson se refiere a la propuesta de la Comisión Nacional de Acreditación sobre los “Criterios y Estándares” que regirán en el futuro para la acreditación institucional de calidad del sistema universitario.
En este Chile “que cambió” estamos más bien enfrascados en discutir los detalles de un proceso constituyente, que sin duda es importante, pero también lo es el enfrentar de veras los saqueos e incendios que llevan temor e inseguridad al ciudadano de a pie.
El sentido de realidad debiera instarnos a buscar mejores instrumentos para financiar a las universidades y a los estudiantes, sin perder de vista que calidad y equidad deben seguir yendo de la mano.
Es evidente que la gratuidad en la educación superior tras el velo de la justicia tiene una base conceptual precaria y, en su diseño legal, tiene debilidades adicionales que explican por qué ha sido una política pública tan controvertida.
La gratuidad tal como está planteada no representa "igualdad de oportunidades para todas las instituciones y para todos los alumnos con el mismo perfil económico", según opina el rector de la Universidad San Sebastián, Carlos Williamson.
La gratuidad deja en el descampado a las universidades adscritas en materia de financiamiento.
Para calificar el desempeño de una universidad, lo que interesa es la calidad del profesional que egresa, es decir, tomar el pulso de cuán veraz es la promesa académica hecha por la institución de formar profesionales que sean buenos ciudadanos y competentes en su disciplina.
El sesudo razonamiento de este distinguido biólogo no le alcanza para demostrar que Dios no existe. Así, se puede seguir viviendo a la sombra del asombro de la Creación y bebernos un buen vino en la misteriosa penumbra sobre nuestro origen.
La libertad se instala como regla absoluta y fin último, ignorándose que su práctica debe estar anclada sobre valores para orientar nuestras acciones hacia el bien.
Son las universidades la puerta de entrada al maravilloso mundo del conocimiento científico, que es donde se originan los impulsos tecnológicos que transferidos a la sociedad revolucionan los métodos de producción de bienes y servicios.
Sobre el 70% de nuestra matrícula, que llega a 27 mil estudiantes, proviene de hogares vulnerables con hijos primera generación en la universidad, que en su mayoría gozan de ayudas económicas.
Especialmente crítico es sobre la falta de vigilancia por parte de los gobiernos que lo sucedieron, en materia de aseguramiento de la calidad y del poco interés que hubo en el primer gobierno de la ex Presidenta Bachelet de mejorar las condiciones financieras del crédito.