Percepción del riesgo en VIH

En Chile, la epidemia de VIH crece a un ritmo estimado de 2.500 casos/año y, si bien, 70% de los casos son hombres, donde 60% declara relaciones sexuales con hombres o bisexual, el incremento de las tasas de infección en población joven, menor de 25 años son abismantes.

Miércoles 7 de diciembre de 2016

Percepción del riesgo en VIH
escrito por

Erica Castro, académica U. San Sebastián

La infección por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH/SIDA) se ha convertido en una enfermedad crónica, donde  las expectativas de vida pueden ser similares a las de aquellas personas que no tienen el virus, e incluso mayores a la de otras que padecen enfermedades crónicas como diabetes. 

En Chile, la epidemia de VIH crece a un ritmo estimado de 2.500 casos/año y, si bien, 70% de los casos son hombres, donde 60% declara relaciones sexuales con hombres o bisexual, el incremento de las tasas de infección en población joven, menor de 25 años son abismantes.

Varios estudios sociológicos muestran que la edad adulta joven, de 18 a 24 años, se caracteriza por una adultez emergente que está marcada por cambios fundamentales en las relaciones interpersonales y sexuales. En este grupo, se observa que el placer es más importante que la afectividad y se ha observado una disminución notable del uso del uso del preservativo como medida de autocuidado. ¿Para qué? Si el VIH/SIDA es hoy una enfermedad más y si te cuidas no te morirás. Esa es la premisa.

Pero, esto no ocurre sólo en este tramo de edad, sino que se ha observado en distintas poblaciones y de distintos tramos etarios en el ámbito mundial. Y es que la transmisión sexual del VIH implica una compleja interacción de factores de comportamiento, donde se han abocado estudios sociológicos del último tiempo: la percepción del riesgo sobre esta infección. 

En aspectos de valoración de riesgo sexual, se han reconocido comportamientos protectores y de riesgo para el VIH. Interesante es destacar que muchas personas perciben el uso del condón principalmente como una forma de anticoncepción. De ahí, que cuando emplean otro método contraceptivo o se encuentran en la posmenopausia asumen que no quedarán embarazadas, pero no advierten la vulnerabilidad al VIH y otras infecciones de transmisión sexual. 

Así, muchas personas, tienden a asumir que relaciones de pareja de larga data o en el contexto del matrimonio, les confiere un ambiente de protección a adquirir VIH/SIDA y son menos propensas a usar condones, asumiendo per se la fidelidad de su compañero/a sexual. En otros estudios, se ha identificado que las mujeres están conscientes de que su pareja tiene varias parejas femeninas extra relación, pero como éstas no son varones, no perciben el contagio inminente del VIH. De ahí que algunos especialistas han definido que la confianza puede ser un proceso adaptativo vinculado al uso inconsistente del condón debido al fuerte deseo de la persona a mantener su relación y/o evitar la percepción de la infidelidad. 

Una diversidad de estudios, han identificado que la percepción del riesgo a adquirir el VIH disminuye en estados de depresión, estrés, trauma y baja autoestima de las personas. Relaciones asociadas a la violencia de pareja, la sensación de tener limitadas oportunidades de encontrar una pareja, incrementan la dificultad de las personas para negociar el uso del preservativo y de ser asertivas o comunicar su necesidad de sexo seguro en la relación íntima.

Dentro de los factores sociales, sin duda, el consumo de drogas/alcohol, es un variable prevalente que contribuye a la infección del VIH.

Desarrollar programas de intervención apropiados para la edad de las personas, así como combatir las barreras conocidas a la protección sexual, se presentan hoy como un gran desafío para las entidades sanitarias para controlar la progresión del VIH/SIDA. 

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