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Necesitamos una Brújula para la Salud
Un llamado que debiera atenderse es el realizado por el Colegio Médico para producir un gran acuerdo por la salud pública, en el que se debiera convocar a universidades, ministerios, municipios y agrupaciones de pacientes para trazar una línea de Reforma consensuada.
Jueves 5 de noviembre de 2015
En una encuesta reciente realizada por IPSUSS sobre esperas para la atención, 25 de cada 100 beneficiarios de Fonasa respondió que efectivamente estaba en espera por una atención de salud, cifra que contrasta fuertemente con la de los beneficiarios Isapre, donde solo 4 de cada 100 están en espera. En Fonasa, la mitad de los pacientes, 1 de cada 2 que está en espera, necesita ser visto por un médico especialista.
En días pasados, la directora de Fonasa se refirió al déficit de estos profesionales en el sector público, señalando que se explica por las rentas que ganarían los médicos en el sistema privado, agregando que puede llegar a ser hasta 10 veces mayor (cifra exagerada por cierto). Por su parte, la Ministra de Salud manifestó su preocupación porque veía que el envío de médicos financiados por el Ministerio a la atención primaria, empujaba a los alcaldes a despedir a otros médicos, contratados por los municipios, manteniendo con ello la falta de profesionales, afirmación que fue rebatida por los ediles.
El déficit de profesionales especialistas en hospitales y salud primaria es una realidad objetiva, y obedece a un problema estructural. El número total de médicos en Chile es insuficiente para atender las necesidades de la población. El problema se agravará por la prevalencia de enfermedades crónicas y el envejecimiento. Se requieren más médicos, efectivamente, y eso empuja pensar seriamente en un programa de inmigración calificada.
La interpretación de las causas del déficit en los servicios públicos y sus soluciones actuales dista mucho de ser un problema que pasa solo por el aumento de las remuneraciones. Desde esa perspectiva, la renta de un médico en el sector público es relativamente elevada respecto a otros países de la OECD.
Las doctoras y doctores son un recurso humano que ha elegido esa profesión pensando en satisfacciones que no son solo monetarias: estarán más satisfechos en un lugar donde puedan enseñar a otros, donde dispongan de la tecnología que les permite desarrollar al máximo sus potenciales, donde puedan seguir aprendiendo, donde puedan compartir con pares calificados, donde tengan reconocimiento de la sociedad, donde puedan tratar casos difíciles, donde efectivamente le puedan proporcionar a sus pacientes los medicamentos y los cuidados que solicitan. Muchos que abandonan el hospital público vuelven cuando la infraestructura se renueva, y otros no se alejan porque les satisface hacer clases.
En este contexto, el retardo en la construcción de hospitales modernos, como Chile necesita, tiene un triple efecto: los pacientes seguirán esperando y sufriendo discriminación, muchos médicos seguirán emigrando a lugares de trabajo donde puedan materializar aquello para lo que fueron preparados y Fonasa o los Servicios deberán seguir destinando ingentes recursos para la compra de servicios a privados.
Son síntomas de una enfermedad, la carencia de una política de Estado, a largo plazo, para resolver la crisis de la salud pública. Recientemente. El Colegio Médico ha llamado insistentemente a producir un gran Acuerdo por la Salud Pública. Es un llamado que debería atenderse, convocando a Universidades, Ministerio, Municipios y Agrupaciones de pacientes. En una de esas, se logra concordar en lo que es primario y lo que no lo es, y se traza una línea de Reforma consensuada, como ha ocurrido tantas veces desde 1952 hasta el 2005.