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A mis nuevos amigos
Durante las 8 semanas que compartimos, he conocido a personas admirables, cada una con su historia y sus contextos. Algunas luchando por recuperar la democracia en su país, otras por mejorar las inequidades sociales. Sepan que no sólo son estudiantes distintos al resto, los bichos raros del curso, por estar interesados en la cosa pública, son por sobre todo privilegiados.
Martes 20 de diciembre de 2016
Poco más de dos semanas han pasado desde que terminamos el Programa para el Fortalecimiento de la Función Pública en América Latina, poco más de dos meses han transcurrido desde que comenzamos a formar el grupo humano de la VII edición. Hoy, tras varios momentos de reflexión les dedico estas líneas, a ustedes: los de la séptima, los bichos raros, mis nuevos amigos.
Es difícil poder expresar todo lo vivido en unas cuantas palabras, más difícil aún es escribir las emociones que se evocan cuando recuerdo lo que compartimos. Sin embargo, me atrevo a hacerlo. Principalmente para desearles lo mejor en sus vidas, que sean felices, muy exitosos y que cumplan todos sus sueños. Es cierto que todos quisiéramos estar arriba sin nunca haber caído, pero la vida es un vaivén y cuando nadie te lo dice creemos que en nuestra primera caída hemos fracasado, pero no es así. Por eso espero que se caigan, que lo hagan muchas veces, pero que se levanten siempre una vez más. Que cada caída merezca la pena.
También para reconocer algunas cosas. No me cabe duda que todos hemos cambiado. Yo he cambiado y para mejor. Cosas realmente maravillosas me han pasado estos últimos meses, partiendo por ustedes. Durante las 8 semanas que compartimos, he conocido a personas admirables, cada una con su historia y sus contextos. Algunas luchando por recuperar la democracia en su país, otras por mejorar las inequidades sociales. Sepan que no sólo son estudiantes distintos al resto, los bichos raros del curso, por estar interesados en la cosa pública, son por sobre todo privilegiados. Trabajar por y para las personas es un privilegio y siéntanlo así. Más también es una responsabilidad moral trabajar para que todas y cada una de las personas puedan tener más y mejores oportunidades de desarrollo social, económico y espiritual.
Por otro lado, con ustedes he aprendido a ser más agradecido, a ver cómo la vida nos va mostrando que no estamos solos, que no todo está garantizado, pero que si trabajamos con esfuerzo y dedicación todo se va dando con más facilidad. Con ustedes aprendí lo importante de cultivar la mente, el cuerpo, las amistades, las relaciones familiares, entre otros aspectos. También a quererme más, a no rendirme, a valorar la familia y a sanar las relaciones. Me he dado cuenta del cariño que algunas personas sienten por mí, de los grandes amigos que he tenido y de los nuevos que han aparecido, agradeciendo la llegada de ustedes.
Me he dado cuenta que cada uno tiene su propia nube oscura que no te deja ver, que te angustia, que te emociona, que te hace llorar. Y espero que lloren, que lloren hasta quedar sin lágrimas, pero que comprendan que nada entra en la vida si no dejamos que entre, que pocas cosas llegan si no las buscamos y que para cambiar las cosas primero debemos ser capaces de cambiar nosotros mismos. Que todo sigue igual hasta que alguien decide cambiarlo. Sean ustedes el cambio.
Por último, poco importa cuántos años pasen, ni los rumbos que vayamos tomando cada uno de nosotros. Soy un convencido de que los lazos verdaderos de amistad jamás se rompen. Por eso, valoremos lo que nos mantiene unidos, que no es sólo haber sido partícipes de la misma edición del programa, sino que más bien los intereses que tenemos en común y las virtudes que vemos en cada uno. Sigamos caminando juntos, hagámoslo por nosotros, por nuestros países y ahora: por Latinoamérica.