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¿Se requiere aprender contenidos o habilidades?
Hay que considerar que lo que se aprende ofrece variedades, es decir, se pueden desarrollar aprendizajes diversos y respecto de distintas cosas; el punto de reflexión para padres e hijos, es tener claro qué es lo que se desea aprender y qué condiciones se tiene para ello.
Miércoles 22 de julio de 2015
Muchas veces cuando estudiamos un contenido o pretendemos desarrollar una habilidad, nos enfrentamos a la pregunta, ¿seré capaz de aprenderlo, podré desarrollar esta destreza? En el caso de las características actuales del conocimiento, la complejidad creciente del mismo, su urgencia y la rapidez con que cambia, hacen más difícil la tarea de aprender y muchas veces se requiere de una mayor inversión de tiempo y esfuerzo.
Si bien la psicología cognitiva ha demostrado que todos podemos aprender de todo, también ha demostrado que no todos podemos ser expertos en todo; el conocimiento experto es una condición que se relaciona muchas veces con componentes vinculados con aptitudes, las que suelen tener un fuerte componente genético.
En este sentido, es importante que los padres comprendan que sus hijos pueden demostrar una habilidad o destreza de forma casi espontánea en algún área o tema, mientras en otras áreas puede parecer que aprenden más lento, o con menos ventaja que sus compañeros o hermanos.
¿Qué es lo importante entonces cuando se aprende? Primero hay que considerar que lo que se aprende ofrece variedades, es decir, se pueden desarrollar aprendizajes diversos y respecto de distintas cosas; el punto de reflexión para padres e hijos, es tener claro qué es lo que se desea aprender y qué condiciones se tiene para ello.
Ocurre, por ejemplo, que los aprendices estratégicos, personas que típicamente saben lo que desean aprender, desarrollan un plan de trabajo para este objetivo, son sistemáticos en dicho proceso, se esfuerzan y toman decisiones a medida que avanzan. Esto implica antes que todo, que las familias regulen sus motivaciones y expectativas, las que siempre deben ser altas, pero realistas, y han de estar orientadas a metas alcanzables y no sobre exigentes. En este sentido, una alianza familia-escuela proporciona un escenario propicio para que los niños demuestren lo mejor de sí mismos.
Los padres tienen la información y un conocimiento sobre sus hijos, que son diferentes del conocimiento que tiene la escuela. Ambos tipos de conocimientos acerca de los niños -el de los padres y el de los profesores por separado- proveen una perspectiva vital pero a la vez parcial de lo que un niño puede aprender. Las perspectivas de los padres y profesores, tomadas en conjunto, agregan un cuadro más completo de los estudiantes, sus necesidades y su potencial y aptitudes.