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¿Disminución o ajuste del gasto público?
El ajuste del gasto público definido por el gobierno ha sido cuestionado por su escaso monto, frente al fuerte decrecimiento de los ingresos que está recibiendo el Estado.Desde la vereda opuesta, algunos señalan la inconveniencia de la reducción del gasto, dado el período electoral que enfrentamos éste y el próximo año. A mi juicio, las dos visiones están equivocadas y reflejan una escasa comprensión de las posibilidades de la política fiscal en el escenario actual. Recuerda a lo señalado al comienzo del gobierno anterior: "otra cosa es con guitarra".
Jueves 3 de marzo de 2016
El ajuste del gasto público definido por el gobierno ha sido cuestionado por su escaso monto, frente al fuerte decrecimiento de los ingresos que está recibiendo el Estado.Desde la vereda opuesta, algunos señalan la inconveniencia de la reducción del gasto, dado el período electoral que enfrentamos éste y el próximo año. A mi juicio, las dos visiones están equivocadas y reflejan una escasa comprensión de las posibilidades de la política fiscal en el escenario actual. Recuerda a lo señalado al comienzo del gobierno anterior: "otra cosa es con guitarra".
Como se ha dicho, se está actuando en la dirección correcta. Debe comprenderse que, de todas maneras el gasto va a crecer el 2016; por lo que lo que realmente se está haciendo es tener un incremento de menor monto.
Por una parte, es indispensable bajar el gasto frente a la compleja situación de la actividad económica internacional. Es cierto que el gobierno tiene capacidad de endeudamiento adicional, pero los costos de continuar en esa senda son crecientemente más altos.
No es una visión neoliberal, como se ha dicho con tanta liviandad y tan poca precisión, sino lo que ocurre a un país que no envía señales claras de seriedad en sus compromisos. Si se ha señalado que una política fiscal equilibrada es parte fundamental de cómo el país, no sólo este gobierno, enfrenta los avatares de la economía, no es posible dejar de enviar aunque sea una señal de tal compromiso.
Estar en el gobierno requiere identificar esos momentos y actuar, lo contrario es irresponsabilidad que hace perder la confianza, activo muy difícil de lograr y fácil de perder.
Por otra parte, todos quienes hemos estado en definiciones económicas de un gobierno, dada la enorme presión por incrementar con gran fuerza el gasto público, sabemos que es difícil puntualizar qué se define como prioritario, más aún en un caso de menor crecimiento. No obstante, lo verdaderamente complicado es identificar qué es lo que se dejará de hacer, por lo que el gasto tiene una casi irresistible tendencia a elevarse.
Señalamos que se ha actuado en la dirección correcta, sin embargo el monto de menor incremento del gasto público es menguado, y las formas de apretar el crecimiento requieren gran control por parte de la Dirección de Presupuestos del ministerio de Hacienda. Elevar menos los honorarios, viáticos y pasajes, es controlar una gran cantidad de partidas; lo más dificultoso es apretar las horas extraordinarias, muchas veces incorporadas a los ingresos de los funcionarios.
La verdadera prueba será el presupuesto de 2017, año con elecciones de gran trascendencia para el gobierno y parlamentarios. Si se mantienen las tendencias de la economía externa e interna que muchos analistas tienen en sus proyecciones, va a existir muy poco espacio para que lo que define ese presupuesto pueda crecer.Eso requerirá verdaderas decisiones y mucho coraje político.
¿La situación es de corto plazo o puede ser más permanente? Las dificultades de 2017, las presiones políticas y el muy escaso margen de expansión del gasto público, van a determinar los alcances de este escenario.