No se puede servir a dos señores

En la última fecha de fútbol de la liga inglesa, se enfrentaron el Arsenal de Alexis Sánchez y el QPR de Eduardo Vargas. El primero falló un penal y se atribuye a Vargas este error porque habría "soplado" al arquero de su equipo dónde patearía el gran Alexis. En la prensa local, esto ha sido mirado con un acento crítico: ¿cómo Vargas hizo primar la lealtad a su equipo vs el valor de la connacionalidad?

Lunes 29 de diciembre de 2014

No se puede servir a dos señores
escrito por

Dr. Jaime Mañalich Muxi, Director de Instituto de Políticas Públicas en Salud de la Universidad San Sebastián

Esta "duda moral" está presente en amplios ámbitos del quehacer público, y el vicio donde se expresa con mayor fuerza es en el cuoteo político de los cargos del Ejecutivo. Con un sistema de Alta Dirección Pública desmantelado, los cargos se distribuyen entre los partidos, y entonces aparece el fantasma para el funcionario de optar entre el bien de los ciudadanos a los que debe servir o al padrinazgo de quien lo puso en esa posición. Considerando que el sistema de Salud y sus directivos representan el 50% de los cargos que deben pasar el filtro de excelencia y probidad del Servicio Civil, el "partido de los enfermos" es el más afectado por esta negligencia. Los Directores de Servicio, de Hospitales, los Subdirectores Médico y Administrativo, el Director de la Superintendencia de Salud, son todos cargos ADP, ley creada con el propósito de garantizar que los ciudadanos son bien servidos por personal idóneo, ajenos a la contingencia de cambios de gobierno.
La captura de estas posiciones por partidos y sindicatos es una falla grave para el bien común. No se actúa como lo hizo Vargas, leal a su hinchada, que vitoreó el penal perdido y soñó con una victoria (que le fue esquiva gracias al mismo Alexis). Si el funcionario(a) está pensando en mantener el apoyo de sus patronos, en la próxima elección municipal o parlamentaria, en no enemistarse con el gremio controlado por el partido al que debe simpatía, el pronóstico para la salud pública chilena es ominoso: no a las concesiones hospitalarias, cambio a los contratos después de la toma de razón de Contraloría, aquiescencia a cualquier amenaza de renuncia masiva, laxitud en los reglamentos contradiciendo la Ley, retraso en ejecución presupuestaria, anuncios ilegales como que se permitirá rendir el Eunacom solo dos veces, reuniones con lobbystas, postergación de la Agencia Nacional de Medicamentos, etc.
En la cancha se ven los valores de quienes juegan. Sería grande que las promesas del Presidente del Consejo Civil se hicieran verdad: reformarlo para garantizar mayor estabilidad en los cargos que debe seleccionar, y exigir que todas las vacantes hoy servidas por quienes deben ostentar la sigla PyT (provisional y transitorio) sean llenada conforme a la Ley, que como se recuerda, fue promulgada por el Presidente Lagos luego de una crisis de probidad que puso en riesgo la institucionalidad del país.
Las necesidades en salud son urgentes y cuando se posterga a los más enfermos y pobres no hay un árbitro que de tiempo agregado. Alta Dirección Pública ahora, para contar con los mejores talentos.
Bien por Eduardo Vargas, bien por Alexis. No se puede servir a dos señores, y en el caso de los funcionarios públicos, el bien mayor son todos quienes viven y buscan mejorar en este gran país.

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