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Alimentación escolar: ¿lo estamos haciendo bien?
Los resultados del estudio del INTA refleja una escasa preocupación por las autoridades pertinentes quienes no han visualizado esta problemática, ya que la preocupación mayor está centrada en una planificación pulcra en el escritorio que no se ve reflejada en el plato del estudiante. La falta de aceptación de las verduras y el doble desayuno muestra claramente una falta de educación alimentaria de parte de los estudiantes y de sus padres.
Jueves 6 de noviembre de 2014
El INTA dio a conocer un estudio sobre la alimentación entregada por JUNAEB en las escuelas, un programa alimentario que atiende alrededor de 400 mil escolares a lo largo de todo el país y que ha sido un pilar fundamental en disminuir la ausencia escolar.
El desayuno que debería aportar hasta 200 calorías aporta 250 en el 50% de los desayunos entregados y en lo que respecta al almuerzo cuyo aporte no debiera sobrepasar las 400 calorías, también en el 50% entregado aportaba 450 calorías, sin contar con que la aceptación de las ensaladas es menor al 20%. Además el estudio demuestra que la mitad de los escolares toma doble desayuno (hogar y colegio). Estas cifras son preocupantes, ya que 50% de los escolares presentan sobrepeso y obesidad, lo que aumenta el riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles como diabetes, hipertensión, que llevan finalmente a enfermedades cardiovasculares y a una muerte precoz.
Lo anterior muestra que pese a estrictas planificaciones realizadas para las empresas concesionadas, lo que se planifica en una oficina en teoría no necesariamente es lo que se entrega a los escolares en la práctica.
Que se entregue finalmente más de 500 calorías, significa un aporte extra de un tercio de las calorías necesarias para un escolar, incrementando la ganancia de peso, mayoritariamente en grasa.
Esto refleja una escasa preocupación por las autoridades pertinentes quienes no han visualizado esta problemática, ya que la preocupación mayor está centrada en una planificación pulcra en el escritorio que no se ve reflejada en el plato del estudiante. La falta de aceptación de las verduras y el doble desayuno muestra claramente una falta de educación alimentaria de parte de los estudiantes y de sus padres.
Estudios realizados en escolares tanto en Chile como en el extranjero muestran que intervenciones educativas en las escuelas logran cambios en los hábitos alimentarios.
Lo anterior muestra que es necesario el contrato de un número importante de nutricionistas, profesional universitario que está capacitado en alimentación institucional y en educación alimentaria y nutricional, y que puede supervisar desde la recepción de los alimentos hasta el control de ingesta de los escolares.
Si aumentamos por una parte la supervisión en todo el proceso productivo de la alimentación que se entrega, en lo que respecta a aportes, inocuidad y control de ingesta y a la vez se implementa la educación alimentaria y nutricional desde la educación básica, seríamos capaces de revertir las cifras y el oscuro panorama a futuro en gasto de salud por el incremento de las enfermedades crónicas no transmisibles producidas por malos hábitos de alimentación.