Chile, Piñera y América Latina
El caso de Sebastián Piñera muestra la irrupción de una centroderecha importante en la región, con liderazgos y con una agenda centrada en el crecimiento y el progreso social.
El caso de Sebastián Piñera muestra la irrupción de una centroderecha importante en la región, con liderazgos y con una agenda centrada en el crecimiento y el progreso social.
Rescatar la poesía, en una época de materialismo y exitismo, de cultura rápida y desechable, es doblemente importante. Por una parte, porque pone las cosas en su justa dimensión y sitúa la belleza de las letras por sobre la frialdad de los números, hace regresar el misterio de las cosas profundas y permanentes, desafiando lo meramente transitorio. Por otra parte, porque renueva la amistad permanente entre Chile y España, y lo hace a través de la literatura, específicamente de la poesía, que ha sido por siglos un punto de encuentro entre ambas culturas.
La regla de oro es privilegiar las instituciones sobre los personalismos, combatir con la solidez del régimen democrático y el Estado de Derecho a “la insaciable avidez por la reelección”, como la ha denominado recientemente Carlos Malamud. En la práctica, lo que sirve al dictador de turno, al ambicioso de circunstancia, termina perjudicando al país.
Si bien queda mucho por hacer, es encomiable el esfuerzo puesto en el Repositorio Digital Archivo Patricio Aylwin. Ello nos permite encontrarnos —de una manera ciertamente parcial e insuficiente— con la historia reciente de Chile y, por extensión, de una zona del mundo que experimentó procesos que configuraron lo que son hoy nuestras naciones. Volver a la historia reciente es un elemento más para repensar nuestro pasado y construir el futuro.
La segunda vuelta es una nueva elección, y la experiencia demuestra que aumentan los electores de cada candidato y se redistribuyen los votos de una manera que no siempre es lineal. Por lo mismo, de acuerdo a los primeros análisis, estamos frente a una elección de resultado impredecible, que seguramente será estrecho, y dependerá en buena medida de cómo actúen los candidatos y sus partidarios en las próximas semanas, hasta el 17 de diciembre próximo, fecha establecida para los comicios.
Las elecciones no son la democracia, pero sin duda son un elemento central que permite a los ciudadanos definir sobre su gobierno y sus parlamentarios, las mejores propuestas para su país, alternar los gobiernos, gozar de libertades públicas. Por eso deben mirarse con atención, y preocupación, las críticas al régimen político, el desprestigio de sus instituciones y la noción extendida sobre su falta de respuesta a los problemas sociales.
La Revolución de Octubre sigue siendo un caso fascinante de investigación y de difusión histórica. No es casualidad que millones de personas hayan puesto ahí sus expectativas de un mundo mejor, aunque la evidencia del siglo XX haya mostrado que las promesas de paraísos muchas veces terminan con el Gulag, la supresión de las libertades y la multiplicación de la miseria.
La solución debe ser política y cultural, no meramente legal y judicial, pues estamos frente a un asunto más complejo, de larga data y de consecuencias imprevisibles. Fortalecer el “nacionalismo” español (si podemos llamarlo así, frente a un nacionalismo catalán), ampliar las bases electorales de quienes son favorables a la unidad de España y ser capaces de que la Constitución vuelva a ser la casa de todos, son desafíos inmensos.
Después de las exitosas elecciones legislativas, el gobierno de Mauricio Macri enfrenta otra gran prueba de fuego. Se le medirá, si es una administración de sello “conservador”, o bien un gobierno transformador, como muchos argentinos han soñado en las últimas décadas.
En la práctica la Asamblea Constituyente se ha transformado en un factor clave del ejercicio del poder, que eliminó a la Asamblea Nacional, bastión democrático de la mayoría opositora. Adicionalmente, ha tomado una serie de decisiones en las más diversas áreas, que tienen algo en común: contribuyen a consolidar una dictadura totalitaria, que sigue el modelo cubano y pretende eliminar el riesgo de perder el poder mediante los mecanismos electorales propios de la democracia.
Nada reemplaza a la mejor razón de todas para leer: leo porque me gusta, me apasiona devorar una buena novela, un libro de historia, un ensayo inteligente.
Mientras los herederos de Mitterrand o de Sarkozy, y ciertamente de Le Pen, deben dar explicaciones y justificar sus fracasos en los últimos años, Macron representa el futuro y todavía es -políticamente hablando- una promesa. Por lo mismo, la comparación entre los sueños que representa el nuevo líder francés, frente a la realidad no siempre agradable de quienes ya han gobernado, permite ponerlo en un excelente punto de partida, que ahora deberá confirmar desde el Gobierno. Aquí comienzan los problemas.
Probablemente la ausencia de humanistas tenga una explicación previa en la falta de maestros que contagien su amor a las letras, la vocación por el pensar profundo, la sabiduría de mirar a la historia para comprender el presente.
Febrero es un mes importante para la Revolución Bolivariana de Venezuela, que primero encabezó el comandante Hugo Chávez, y que tras su muerte ha liderado Nicolás Maduro.