La década de 1960 y la “revolución”
La certeza del éxito definitivo de la revolución era casi religiosa, y sus líderes proclamaban sin ambigüedades, y con gran seguridad y convicción, que estaban en el lado correcto de la historia. Lo señaló Fidel Castro en su famoso discurso con ocasión de la Segunda Declaración de La Habana: “El deber de todo revolucionario es hacer la revolución. Se sabe que en América y en el mundo la revolución vencerá, pero no es de revolucionarios sentarse en la puerta de su casa para ver pasar el cadáver del imperialismo”.